En 2015, Microsoft llamaba a Windows 10 "la última versión de Windows". Y no, no lo decían porque en ese momento hubiera sido la última versión en llegar al mercado, sino en referencia a que ya no habría más versiones de Windows. Es decir, que 10 sería el último sistema operativo de escritorio nacido de Microsoft como parte de la saga. Eso sí, el último pero vivo y en constante evolución como gran clave.
Por todo esto, antes de las filtraciones del verano de 2021, prácticamente nadie podía esperar la existencia de Windows 11. Microsoft había hablado de la evolución del sistema hacia otras formas como Windows 10X, para cubrir necesidades como las pantallas dobles o los plegables, pero no de un nuevo Windows "grande". Hasta que Windows 11 se hizo oficial. Al principio, no nos lo creímos. E incluso cuando se hizo oficial, empresas y medios siguieron sin verle el sentido respecto a un Windows 10 más maduro que nunca en el que ya se esperaban para final de año muchos de los cambios de 11, como un nuevo estilo visual y bordes redondeados.
Ante todas estas dudas, Microsoft respondió, y a su manera, a la pregunta que tanta gente se hizo: "¿Por qué existe Windows 11?"
La pandemia como motivo para decir adiós a la eternidad de Windows 10
Estas fueron las palabras literales de Microsoft (en boca de Wangui McKelvey, GM de Microsoft 365) al respecto del sucesor de Windows 10, pronunciadas en el evento en que han anunciaron nuevas funciones para el sistema hace ahora dos años:
"Cuando anunciamos una nueva versión de Windows [en referencia a 11], eso os sorprendió a algunos de vosotros. Dijisteis, "pensaba que Windows 10 era la última versión de la historia, ¿qué ha pasado?" Amigos, lo que pasó fue la pandemia global"."El cómo, cuándo y dónde trabajamos cambió radicalmente de la noche a la mañana. La transformación digital se aceleró más de lo que habíamos podido prever. Entonces, Windows también tuvo que cambiar. Era totalmente necesaria una nueva versión diseñada para el trabajo híbrido. Pero cada día presenta nuevos retos, así que Windows continuará evolucionando y vosotros evolucionaréis también en vuestras empresas, para que todos superemos esta situación y sigamos pudiendo cumplir con nuestro trabajo independientemente de las sorpresas que nos traiga cada día".
Los argumentos que da Microsoft no son del todo convincentes, sobre todo si, tras haber probado desde el principio y durante meses el sistema, vemos que sí, con Windows 11 se han aportado funciones interesantes, pero también se restó mucha funcionalidad a partes importantes como la barra de tareas (que poco a poco se va arreglando, pero también mutilando más), se ha pasado por actualizaciones que degradaban el rendimiento y, sobre todo, se dejó a millones de equipo plenamente capaces sin soporte.
Si Windows 11 consistía en hacer que fuese más productiva gente que trabajaba en remoto desde casa, con equipos propios y de empresa, el paso de hacer crecer los requisitos mínimos desde los de Windows 10 no pareció demasiado lógico. Y no lo pareció porque muchas de las personas a las que quieres ayudar a trabajar híbridamente seguirían con Windows 10 ante la imposibilidad de actualizar a Windows 11.
Microsoft afirma que "Windows continuará evolucionando", pero ese era exactamente el argumento por el que Windows 10 iba a ser el último: cambiaría tanto desde sus orígenes que no harían falta otros
Otro de los argumentos de las declaraciones de Microsoft es que como cada día presenta nuevos retos, "Windows continuará evolucionando". Pero es que justo de eso iba Windows 10, como repasábamos al principio. Un sistema vivo y en constante cambio para adaptarse a las necesidades que el paso del tiempo trajera consigo. Windows 10 es un sistema moderno y plenamente capaz, y habría integrado perfectamente todas las novedades de Windows 11 sin necesidad de cambiar. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras: casi todos los cambios son bienvenidos, vengan bajo el nombre que vengan
La inteligencia artificial como verdadero motor del cambio en... ¿Windows 12?
Tras muchísimos años en que los sistemas operativos de escritorio han tenido, en general, pocos cambios de calado, comenzamos a ver la patita a una revolución o antes y después en el campo. Y llegaría de manos de la inteligencia artificial. ChatGPT y otras IA generativas han cambiado todo desde hace un par de años, y ahora es el turno de llevar parte de sus ventajas a los procesos diarios en sistemas operativos y apps.
En ese sentido, se espera una WWDC 2024 de Apple en la que será protagonista, y por parte de Microsoft, ya tenemos una gran apuesta de Windows con Copilot. De momento, eso sí, el Copilot de Windows está muy descafeinado frente a lo que cabría esperar de un puñetazo en la mesa de los de Redmond.
Si la IA a lo grande llega a Windows 11 y no Windows 12, el sistema por fin tendrá el sentido que no tuvo en su lanzamiento
Según cuentan en Windows Central, en un evento que se celebrará en mayo podremos conocer qué esperar de verdad de un explorador con IA y de un Copilot tan potente (o en la línea) como el Copilot de la web: traería interactuar mucho más con el sistema con lenguaje natural, análisis del equipo de lo que está pasando en cada app (reconocer emails, generar respuestas a ello, etc), captura de todo lo que hacemos en el PC, manteniendo esa información en local...
Suena muy bien, y aunque algo así se esperaba para un salto a Windows 12, que estaría más justificado en nombre que Windows 11, la realidad es que se anunciará en un evento junto con los nuevos chips ARM de Qualcomm, los Snapdragon X, que contarán con un motor neuronal (NPU) similar al que ya hemos visto en móviles durante años. La compañía ya confirmó que el próximo gran nombre del sistema no sería Windows 12, sino Windows 11 versión 24H2 (segunda mitad de 2024).