Y sí, no se me escapa que esta frase se ajusta perfectamente al meme de «Da igual cuando leas esto», pues desde hace ya bastante tiempo actualización de Windows se ha convertido en sinónimo de fallo en Windows. Una circunstancia que, como ya tiene claro prácticamente todo el común de los mortales, hace que demorar las actualizaciones del sistema sea la opción más segura.
El problema, y es lo que ha ocurrido en este caso (y no es la primera vez) es que la actualización problemática forma parte del grupo de aquellas que sí que deberían instalarse lo antes posible, pues son las responsables de subsanar problemas de seguridad de la más variada índole. Por lo tanto, si las instalamos corremos el riesgo de que sean defectuosas y provoquen algún problema en el sistema. Y si no las instalamos, estaremos expuestos a las amenazas de seguridad que corrigen.
En este caso, como ya te contamos, el problema se produce tras instalar la actualización de seguridad de agosto para Windows 11 (y también su versión para Windows 10), ya sabes, el ya clásico patch tuesday, y que en esta ocasión, además de acabar con algunos problemas de seguridad, también aprovecha para realizar cambios que impiden iniciar el sistema con Linux en PCs que cuenten con arranque dual. Si fuéramos malpensados, lo veríamos como una técnica agresiva para promocionar WSL.
En realidad, esta actualización ataca un problema de seguridad identificado en algunos cargadores de Linux, pero el problema es que no se ha resuelto correctamente y, en consecuencia, ocasiona daños indeseados a los cargadores de Linux, unos daños que permiten seguir iniciando el sistema con Windows, pero que impiden hacerlo con Linux. De momento han propuesto una solución temporal, pero según leemos en Neowin ya están trabajando en una definitiva.
Esa solución se basa en la que ya hizo pública la comunidad, solo que añade un par de ajustes adicionales de Windows que, no obstante, seguramente serán revertidos en una actualización posterior. Así, si te has visto afectado, lo que debes hacer es desactivar el arranque seguro, reinstalar la versión de Linux afectada por la actualización de Windows 11, incluyendo en este proceso la reconfiguración del cargador, y una vez completado este proceso volver a activar el arranque seguro, pues de lo contrario tampoco será posible acceder a Windows. De esta manera podrás volver a acceder a ambos OS.