La firma de Redmond sigue dando pasos hacia el final del ciclo de vida de Windows 10, algo que sucederá en octubre de 2025 (si no pasas por caja y pagas por el soporte adicional). La cuestión es que la transición se está haciendo de una manera errática, que descoloca a los clientes.
Adiós al canal beta de Windows 10
El pasado mes de junio Microsoft reabrió el canal beta de Windows 10 que había estado cerrado desde hacía tres años, prácticamente con el lanzamiento de Windows 11. Era una buena manera de adelantar las novedades para el sistema y tener más tiempo para pruebas y así lo indicó la misma Microsoft en aquellos momentos: «Para incorporar nuevas características y más mejoras a Windows 10 según sea necesario, necesitamos un lugar donde podamos realizar un desarrollo activo de características con los Windows Insiders».
Ayer,, solo cinco meses después, la compañía ha vuelto a eliminar este canal sin dar explicaciones ni planes de reactivación, comentando que todos los Insiders pasarían automáticamente al Canal Release Preview y aconsejando a los clientes que se preparen para el fin del soporte de Windows 10 y pasándose a Windows 11: «Esta será la última vez que lancemos una versión de Windows 10 al Canal Beta, ya que será cerrado».
Windows 10 22H2, la última versión de características que se lanzó, seguirá recibiendo actualizaciones de seguridad mensuales hasta el 14 de octubre de 2025, cuando finalice su soporte oficial. Después de esta fecha, Redmond dejará de corregir errores de software y publicar actualizaciones de seguridad para las vulnerabilidades descubiertas.
Todo ello, insistimos, siempre que no se contrate el programa de actualización de seguridad extendida (ESU) para consumidores o empresas y cuya puesta en marcha confirma que la estrategia de Microsoft a la hora de establecer el soporte para sus sistemas es meramente comercial.
El problema es el conocido: Windows 10 mantiene una cuota de mercado enorme y lidera el mercado del escritorio por amplio margen. Aunque Windows 11 recorta cuota mes a mes, si la tendencia no varía sustancialmente en octubre de 2025 serán decenas de millones de máquinas las que se quedarán vulnerables. Un problema para la ciberseguridad mundial.