Los desarrolladores no son robots, al menos de momento

La personalización ha sido durante mucho tiempo un mantra para los servicios y aplicaciones de TI.


Desde el customer journey a través de Amazon, el algoritmo de recomendaciones de series y películas en servicios de streaming como Netflix o el buscador de opciones hipotecarias más adecuadas, hasta garantizar que los empleados tengan acceso a las herramientas y la información exactas que necesitan para realizar su trabajo con eficacia. En definitiva, la idea de la "talla única" se ha quedado obsoleta. Esta tendencia hacia una mayor personalización se aplica en igual medida al trabajo de los desarrolladores. Los equipos de desarrollo son un recurso y la clave para sacar el máximo partido de cualquier grupo de personas es tratarlas como individuos, para que cada uno pueda alcanzar su máximo potencial.

En ese sentido, no existe un factor único o un ingrediente secreto que determine cual es la mejor experiencia para el desarrollador: como tantas otras consideraciones para tener en cuenta, depende de muchas variables, incluido el propio desarrollador. Desde un mismo lenguaje de programación que puede ser el preferido de un trabajador podría ser el menos adecuado para otra para otro, así como la flexibilidad laboral que es básica para que algunas personas puedan conciliar el trabajo con su familia, podría llegar a afectar a la productividad de otros miembros del equipo.

Adoptar el enfoque adecuado para cada desarrollador

Teniendo esto en cuenta, sigue habiendo prioridades muy claras entre las que destaca, por ejemplo, el tiempo. Muchos profesionales del sector están sobrecargados de trabajo, tal y como ha revelado una encuesta reciente realizada a 533 desarrolladores de software de todo el mundo. Sólo el 5% de los encuestados afirmó tener capacidad para asumir más proyectos. Una cifra muy significativa ante la que deberíamos actuar en consecuencia, ya que liberar tiempo a los desarrolladores no solo mejorará su eficacia, sino que también permitirá comprender mejor su rol y cómo puede ayudarles realmente la personalización. Por ejemplo, la automatización de tareas repetitivas y de menor valor es una forma obvia de optimizar el tiempo de los desarrolladores. Identificar esas tareas para cada equipo de desarrollo, e incluso para cada desarrollador en particular será de gran ayuda a la hora de tomar las decisiones correctas sobre qué y cómo automatizar.

Del mismo modo, los desarrolladores deben disponer de herramientas que les permitan hacer su trabajo con facilidad. Para el desarrollador individual, una herramienta que utilice el lenguaje SQL que está acostumbrado a utilizar desde su etapa de formación puede ser más potente que una herramienta que ofrezca funciones más novedosas en un lenguaje desconocido. Por último, hay que tener en cuenta que, en ocasiones, quitar algo de responsabilidad a los desarrolladores puede acelerar el negocio y mejorar su experiencia, siempre y cuando no tengan que asumir inmediatamente la nueva responsabilidad de arreglar los errores de los equipos que no han sido formados o gestionados correctamente. Incluso estas decisiones relativamente amplias necesitan una visión personalizada, pero cuando se libera a los desarrolladores para que se concentren al máximo en sus funciones clave es cuando la personalización puede brillar de verdad.

Racionalizar los procesos, clave del éxito de la personalización

Sin embargo, el contexto de cada compañía es muy particular y no todas tienen las mismas posibilidades ni capacidad para abordar estos procesos transformadores. Así, si una empresa no puede automatizar, simplificar o delegar tareas, el número de procesos y herramientas en juego puede resultar abrumador, lo que hará que la personalización sea demasiado compleja para siquiera intentarlo o, en el mejor de los casos, que sólo alcance una parte de su potencial. En cambio, con menos piezas móviles que tener en cuenta, las organizaciones pueden centrarse en los factores que realmente aportan o restan valor a la experiencia del desarrollador. Por ejemplo, poniendo el foco sobre qué herramientas utilizan exactamente los desarrolladores y cómo las utilizan, o dedicando más tiempo a la colaboración y la gestión individualizada de proyectos, lo que contribuirá a reducir aún más la presión, creando idealmente un círculo virtuoso.

Como resultado de este proceso, los desarrolladores deberían tener más tiempo libre para aprender a utilizar nuevas herramientas, en lugar de tener que luchar contra las innovaciones. Paralelamente, el equipo en su conjunto tendrá tiempo para comprender exactamente qué innovaciones, si las hay, beneficiarán más a cada miembro. En última instancia, la personalización requiere concentración o puede descontrolarse fácilmente. Eliminar las distracciones de los desarrolladores contribuirá a crear esa concentración y aportará sus propias ventajas.  Al fin y al cabo, tres de cada cuatro desarrolladores afirman que realizan tareas ajenas a la descripción básica de su trabajo.