La UE quiere producir chips de última generación

La Unión Europea no quiere que exista división geográfica en cuanto a tecnologías de fabricación de chips.


Esto se traduce a que sus representantes se niegan a que Estados Unidos y Asia sea donde se desarrollen y produzcan los chips de última generación, mientras que en Europa las instalaciones se empleen únicamente para la fabricación de chips con tecnologías más antiguas, y ya consolidadas. Lo ha dejado claro el Comisario de la UE Thierry Breton durante una presentación en el foro anual del Centro de microelectrónica interuniversitario en Antwerp (Bélgica).

Concretamente, Breton manifestó a los asistentes al foro que «rechazamos cualquier intento de segmentación geográfica, donde Europa produciría nodos maduros, mientras que Asia y Estados Unidos producirían nodos avanzados«. Además, subrayó la necesidad de que en la UE se establezcan instalaciones para la investigación y desarrollo en semiconductores, así como para la fabricación de procesadores avanzados con tecnología de 2 nanómetros e inferior.

Breton subrayó además que «Europa no puede, y no será, considerada como un mero observador en cualquier batalla tecnológica subterránea entre bloques«, para manifestar que quiere «una Europa que sepa cómo liderar en semiconductores«.

La Ley de Chips puede ayudar a conseguirlo

Estos comentarios llegan solo unos días después de que la Unión Europea aprobase definitivamente su Ley de Chips, dotada con 43.000 millones de euros, y pensada para ofrecer subvenciones y reducciones de impuestos a fabricantes de chips que abran fábricas en alguno de los 27 países miembros de la UE. La Comisión cree que estos fondos son cruciales para conseguir que Europa gane cuota en el mercado de semiconductores, así como para reducir su dependencia de Asia y Estados Unidos en chips avanzados.

Eso sí, por ahora, la mayoría de las inversiones en fábricas que ha hecho el programa son para producción de nodos maduros, para las industrias de la automoción, y también para aplicaciones industriales. Un ejemplo de ello es la fábrica anunciada por la alemana Bosch, que destinará 3.000 millones a investigación y desarrollo, y fabricación, de semiconductores. Pero solo con tecnologías de entre 40 y 200 milímetros. Perfectos para el sector de la automoción, pero no son de última generación.

Esto no quiere decir que Europa sea ajena a la tecnología avanzada para semiconductores. En los países miembros de la UE están algunos de los nombres más destacados del sector. Por ejemplo, ASML en Países Bajos, que se dedica en solitario a la producción de máquinas de litografía ultravioleta extrema, esenciales para producir los semiconductores más avanzados. Breton quiere más fabricación local como la de ASML.

Pero Breton apunta que «cualquier chip producido en la actualidad, especialmente los avanzados, tiene investigación y tecnología europea integrada. Ser excelente en investigación no es suficiente. Para ser relevantes a nivel industrial, necesitamos construir fábricas y producir en Europa«. Por supuesto, cuando habla de producir, se refiere a la fabricación de chips de última generación, además de los de tecnologías más antiguas.

Parece que la UE tiene buenas perspectivas para ello, porque en la fábrica que Intel quiere levantar en Magdeburgo hay planes de fabricar chips con tecnologías equivalentes aproximadamente a la de 2 milímetros. Pero todavía no se sabe cuándo comenzará su construcción, puesto que Intel está negociando todavía con el gobierno alemán la cantidad que recibirán como subvención para ello. También hay rumores de que TSMC planea abrir una fábrica en Alemania con la colaboración de NSP Semiconductor, Bosch e Infineon. Pero para tecnologías más maduras: de 28 milímetros, para automoción.

El discurso de Breton incluyó varias menciones a la tecnología FD-SOI, un tipo de evolución de alta tecnología de los transistores planos, que ofrecen un rendimiento relativamente rápido cuando se les suministra energía. GlobalFoundries y STMicro están usando esta tecnología en aplicaciones industriales y de automoción. Breton lo ve como una oportunidad para Europa a la hora de impulsar mejoras de dicha tecnología, y ha señalado que espera que pueda llevarse a los procesos de 7 nanómetros e inferiores. Además, ha mencionado las inversiones en curso en tecnología de semiconductores de bajo consumo.

El comisario ha señalado también que la Ley de chips de la UE «no va de cerrar Europa o de hacer todo en Europa«, sino que se centra en reequilibrar el suministro y el talento en el sector. «Va sobre desarrollar políticas para gestionar nuestras dependencias, y crear las influencias para defender nuestros activos estratégicos«.