La IA necesita su propio iPhone

Los fabricantes están integrando IA en smartphones diseñados hace 15 años

Así repiten el error de Nokia y BlackBerry en 2006: añadir funciones a dispositivos antiguos en vez de reinventar el concepto desde cero

The Next Web publicó hace unos días un análisis certero sobre por qué la Inteligencia Artificial no está funcionando como gran argumento de venta para los nuevos smartphones.

Ese artículo apunta a que Apple perdió más de 100.000 millones de dólares en valor bursátil tras presentar sus iPhone 16 destacando su integración de Apple Intelligence.

Pero el problema va más allá.

La industria está repitiendo los errores que cometió antes del iPhone. En 2006, los fabricantes competían por añadir más funciones a los smartphones que ya habían hecho. Mejores teclados QWERTY, pantallas a color más grandes, sincronización con el PC. Todo construido sobre sistemas operativos pensados para la era pre-táctil.

Entonces llegó el iPhone, llegó Android, y lo cambiaron todo. No porque tuvieran más funciones, sino porque reimaginaron desde cero qué debía ser un teléfono inteligente.

Hoy vemos el mismo patrón. Las grandes tecnológicas compiten por añadir más capacidades de IA a dispositivos diseñados hace 15 años. Pero la IA necesita su propio iPhone, una metonimia para hablar de un dispositivo construido desde cero pensando en la interacción por voz, el procesamiento de lenguaje natural y la comprensión contextual.

Hay señales muy prometedoras. El proyecto de OpenAI, que quiere desarrollar su propio wearable de la mano de Jony Ive, o las Ray-Ban Meta, apuntan hacia dispositivos que integran la IA de forma más natural.

No son smartphones con IA pegada encima, sino nuevas categorías de producto que se adaptan a la nueva tecnología, no viejos dispositivos tratando de encajonarla.

La verdadera revolución de la IA móvil no vendrá de agregar funciones a los móviles actuales. Llegará cuando alguien reimagine desde cero cómo debe ser un dispositivo personal en la era de la IA.

Puede que lo logre Google, o Apple, o Samsung, u OpenAI. O quizás una startup que ni siquiera conocemos aún. Pero hay algo evidente: seguir el camino de BlackBerry y Nokia –apilar más funciones sobre plataformas antiguas– no es la respuesta.

La IA necesita su momento iPhone. Un dispositivo que no solo agregue IA, sino que la convierta en el núcleo de una nueva forma de interactuar con él y de comunicarnos con los demás.