Y aunque aquello parecía el fin del disparate que había protagonizado el multimillonario desde que meses antes presentara su oferta de compra, lo cierto es que el disparate tan solo acababa de empezar. Y es que, desde entonces, la red social no ha hecho más que degradarse en múltiples sentidos, convirtiéndose en una pequeña sombra de lo que fue en sus inicios. Esto no es solo culpa de Musk, claro, pero sí que es cierto que no solo no ha hecho por evitarlo, sino que lo ha intensificado con muchas de sus decisiones.
Nada más hacerse con su control, tuvimos noticia de sus planes más inmediatos. Por una parte, acometer un brutal proceso de despidos, que se le fue tanto de las manos que posteriormente tuvo que recontratar a personas a las que había despedido, e intentar mejorar la monetización de la red social a través de su programa Twitter Blue, para lo que tuvo la «genial» idea de cambiar el sistema de verificación, que hasta el momento se aplicaba gratuitamente a cuentas relevantes en determinados ámbitos, para convertirlo en algo que podría obtener cualquier persona dispuesta a pagar una cuota mensual.
Según Musk, esto iba a suponer una gran mejora cualitativa de Twitter, pero lo cierto es que en realidad se tradujo en un esperpento bochornoso, con suplantaciones de identidad por doquier. Y aunque desde entonces han intentado introducir algunas mejoras, la cruda realidad es que el sistema de verificación sigue siendo, a día de hoy, francamente mejorable. Claro que implantar esas mejoras posiblemente se traduciría en una disminución del número de suscriptores, y a estas alturas todos sabemos cuál es la prioridad absoluta de Musk.
Parece, sin embargo, que algunos reguladores no ven con buenos ojos este cambio y, en consecuencia, han decidido tomar medidas. Así, según leemos en un comunicado oficial, la Comisión Europea ha comunicado a Twitter sus conclusiones preliminares sobre el «nuevo» verificado, así como sobre su falta de transparencia en relación con su rol de plataforma publicitaria y las limitaciones al acceso a los datos por parte de investigadores. Esto es lo que afirma el organismo europeo:
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-En primer lugar, X diseña y explota su interfaz para las «cuentas verificadas» con la «marca de control azul» de una manera que no se corresponde con la práctica del sector y engaña a los usuarios. Dado que cualquier persona puede suscribirse para obtener este estado «verificado», afecta negativamente a la capacidad de los usuarios para tomar decisiones libres e informadas sobre la autenticidad de las cuentas y el contenido con el que interactúan. Existen pruebas de que agentes malintencionados motivados abusan de la «cuenta verificada» para engañar a los usuarios.
-En segundo lugar, X no respeta la transparencia requerida en materia de publicidad, ya que no proporciona un repositorio de anuncios publicitarios fiable y accesible, sino que establece características de diseño y barreras de acceso que hacen que el repositorio no sea apto para su finalidad de transparencia con respecto a los usuarios. En particular, el diseño no permite la supervisión y la investigación necesarias de los riesgos emergentes derivados de la distribución de publicidad en línea.
-En tercer lugar, X no proporciona acceso a sus datos públicos a los investigadores en consonancia con las condiciones establecidas en la Ley de Servicios Digitales. En particular, X prohíbe a los investigadores elegibles acceder de forma independiente a sus datos públicos, por ejemplo raspando, como se indica en sus condiciones de servicio. Además, el proceso de X de conceder a los investigadores elegibles acceso a su interfaz de programación de aplicaciones (API) parece disuadir a los investigadores de llevar a cabo sus proyectos de investigación o no les deja más opción que pagar tasas desproporcionadamente elevadas.
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En consecuencia, y aunque de momento hablamos de conclusiones preliminares, la Comisión Europea considera que Twitter incumple la Ley de Servicios Digitales, e inicia un procedimiento formal en el que, eso sí, la red social tendrá la posibilidad de argumentar su posición o, quizá, de llegar a algún tipo de acuerdo similar al que te contábamos esta mañana de Apple y la CE. Claro que, vista la actitud de Musk, que ha respondido al tweet de Thierry Breton intentando hacerse el gracioso, y que ya ha mostrado previamente su desdén por las instituciones europeas, esto no parece demasiado probable.