El gobierno nipón continúa inmerso en la carrera de fondo por mantener su posicionamiento preferente en la producción y distribución de elementos del sector tecnológico a nivel mundial. La última decisión del ejecutivo de Shinz? Abe ha sido el anuncio de subsidios por un valor de 1.800 millones de dólares para proyectos vinculados a la producción de chips y baterías de almacenamiento.
Yasutoshi Nishimura, ministro de Economía, Comercio e Industria del país, afirma que esto reforzará el posicionamiento de Tokio como potencia tecnológica y otorgará una mayor seguridad a la cadena de suministro. En concreto, se otorgarán 1.380 millones de dólares (184.600 millones de yenes) en subvenciones públicas a ocho propuestas relacionadas con baterías de almacenamiento y unos 56.400 millones de yenes para dos proyectos de semiconductores.
Las principales propuestas
Hay que destacar el plan impulsado por el fabricante de automóviles Honda Motor y el fabricante de baterías GS Yuasa Corp, donde se invertirán unos 430.000 millones de yenes en la producción de baterías de almacenamiento. Para sufragar en parte esta construcción, el ministerio aportará hasta 158.700 millones de yenes en subsidios. Se fabricarán baterías para vehículos eléctricos y hogares.
No se trata de una apuesta puramente económica y tecnológica, sino también en pro de la transformación verde del país, la promoción de GX. Aunque aún no existe una fecha exacta para el inicio de la infraestructura, Honda, GS Yuasa y Blue Energy (su empresa decana conjunta de baterías), han asegurado que comenzarán la producción en abril de 2027. De igual modo, se espera que la producción masiva en serie empiece en octubre de ese mismo año.
El objetivo inicial será construir una nueva planta en la que se generase una media de 20 gigavatios hora (GWh), aunque no ofrecieron detalles sobre la ubicación que tendrá dicha fábrica. Actualmente existe una gran demanda de baterías de almacenamiento en Japón, algo que incluso se espera que se extienda al segmento de los vehículos eléctricos de batería (BEV), tal y como aseguró en un comunicado Toshihiro Mibe, presidente ejecutivo de Honda.
En base a esto, no han tardado en llegar los efectos económicos de manera automática en el mercado bursátil. Las acciones de GS Yuasa experimentaron, a raíz del anuncio, el mayor crecimiento en un día al alcanzar los 2.365 yenes (un 7%). Por su parte, las acciones de Honda subieron en un 1,7%, hasta los 3.574 yenes.
La última inversión de Toyota en Japón
A finales de agosto, el fabricante japonés de automóviles anunció la inversión de 725.000 millones de yenes (5.203 millones de euros) en la producción de baterías para coches eléctricos en EEUU y Japón. El inicio del ensamblaje de las baterías se desarrollará entre 2024 y 2026, logrando así aumentar la producción en ambos países hasta en 40 GWh. No obstante, la mayor inversión la recibirá Japón con unos 400.000 millones de yenes (2.870,5 millones de euros), siendo el resto destinado a las instalaciones de Carolina del Norte.
La creciente demanda de vehículos eléctricos en Japón ha sido vista por Toyota como una oportunidad de mercado, por lo que su objetivo no es otro que convertirse en la automovilística más vendida del mundo. A esa lucha por la electrificación se han unido otros fabricantes de automóviles como Volkswagen, que levantará seis grandes factorías en Europa hasta 2030.
La japonesa Honda y la surcoreana LG Energy Solution anunciaron también la creación de una empresa conjunta productora de baterías para el mercado estadounidense, aportando cada una un capital inicial de 4.400 millones de dólares.
Japón y su lucha por recuperar el trono de los semiconductores
El país ha ido perdiendo peso en materia de equipamiento de fábricas y en procesos de innovación, pero ahora lucha por recuperar aquellos tiempos de gloria. El pasado 24 de abril se daba a conocer la noticia de que ocho empresas de tecnología nipona, entre ellas Sony y Toyota, estaban estableciendo una empresa conjunta llamada Rapidus. A la misma se ha unido también en las últimas horas la estadounidense IBM.
El objetivo no es otro que consolidarse en el mercado de los chips e instaurar el proceso de fabricación de 2nm en 2025 y traer el nodo de 1nm en próximas fechas. De consolidarse el proyecto, se lograría dejar de ser dependientes en materia tecnológica de China, que actualmente es uno de los mayores proveedores del mundo. Aquí irán incluidos parte de los 480 millones de euros brindados por el gobierno nipón para impulsar la industria. No obstante, no se descarta que la inversión pudiese ampliarse en próximas fechas.