Donde el teletrabajo y el distanciamiento social se convirtieron en dos pilares que fueron clave para que el mundo siguiera funcionando, y para evitar que dicha pandemia se convirtiera en un auténtico caos.
Muchos de nuestros lectores ya conocen la historia y sus consecuencias. La adaptación al teletrabajo disparó el consumo de tecnología en sentido amplio, y también la contratación de servicios de asistencia, de gestión, de protección y de ayuda en remoto. Fue un cambio enorme frente al modelo tradicional, y demostró que, al final, las oficinas y el trabajo presencial no eran tan imprescindibles como creíamos.
El caso es que, una vez superada la pandemia, toca volver a la normalidad, y Google lo tiene muy claro, el teletrabajo no se debe considerar como la norma general, sino como la excepción. Esto es muy importante por todo lo que implica también de cara al trabajo híbrido, que combina jornadas a distancia con trabajo presencial. La compañía hará un seguimiento estricto del cumplimiento de los días de asistencia a la oficina por parte de sus trabajadores, que en su mayoría deberán acudir un mínimo de tres días a la semana.
Pero esto no es todo, aquellos que han tenido la suerte de poder mantener el teletrabajo, y que viven cerca de las oficinas de Google, han recibido un aviso donde se les indica que «deberían considerar cambiar a un modelo híbrido, ya que esto les permitirá conectar mejor con la comunidad de Google». Se estima que, ahora mismo, un 20% de la plantilla del gigante de Mountain View teletrabaja.
Por si quedaba alguna duda de que Google quiere volver al modelo presencial tenemos otro aviso donde la compañía dice, literalmente, que aquellos que tienen aprobada la concesión de teletrabajo pueden acabar perdiendo ese privilegio si la empresa determina que se han producido cambios materiales en las necesidades del negocio, función, equipo, estructura o ubicación.
Podríamos pensar que todo esto está relacionado con una cuestión de productividad, pero se ha demostrado que los empleados que teletrabajan pueden ser más productivos que aquellos que trabajan de forma presencial, así que aquí la clave de todo parece estar más bien en un intento por parte de Google de rentabilizar la gran cantidad de oficinas que tiene actualmente.