Cuenta Michael Liedkte en Associated Press, que los cofundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, eran tan aficionados a gastar bromas, que comenzaron a hacer todo tipo de «anuncios locos» en la empresa cada 1 de abril, coincidiendo con el April Fool´s Day.
Un año, publicaron una falsa oferta de empleo en la que aseguraban estar deseando contratar a ingenieros dispuestos a trabajar en su nuevo centro de I+D, situado sobre la superficie lunar; y en otra ocasión aseguraron haber desarrollado una tecnología que les permitiría escanear libros «Scratch & Sniff» ( normalmente libros «táctiles» para niños y que suelen contar con distintos tejidos y materiales) que mantenía la experiencia original.
Así que cuando el 1 de abril de 2004 presentaron Gmail como un servicio de correo electrónico gratuito con 1 GB de almacenamiento para cada usuario, muchos pensaron que se trataba de una broma más. 1 GB puede parecer poco en la actualidad, pero hace 20 años era mucho más de lo que ofrecía cualquier otro servicio de correo on-line. Básicamente porque lo que Google estaba ofreciendo era la capacidad de poder almacenar más de 12.000 correos, mientras que los líderes de ese momento, Yahoo! y Microsoft prometían una bandeja de entrada para poco más de cien e-mails.
Y no fue solo esa capacidad de almacenamiento aparentemente ilimitada lo que puso los dientes largos a los usuarios: Gmail incorporaba la experiencia de Google en las búsquedas de Internet e introducía por primera vez en un servicio de e-mail, las cadenas de correo, de modo que todos los e-mails relacionados con un mismo asunto, podían leerse de forma consecutiva.
Aunque la expectación por probar el servicio era máxima, Gmail se lanzó en forma de beta privada. Se requería una invitación para poder disfrutar de lo que prometía ser revolucionario y durante los primeros meses, esas invitaciones eran tan escasas que se llegaron a vender en plataformas como eBay, donde se llegaron a pagar 250 dólares. Desde el punto de vista de los responsables de marketing, era una forma estupenda de hacer crecer el interés, pero lo cierto es que también había un motivo técnico.
En su lanzamiento, toda la infraestructura de Gmail descansaba sobre 300 servidores que Google ya consideraba obsoletos y que solo tenían capacidad para gestionar el correo electrónico de 10.000 usuarios (lo que en realidad era menos que el número de empleados de la propia Google en ese momento).
Poco a poco y a medida que la empresa le dedicaba más recursos, todo el proceso se simplificó bastante, de modo que por cada nueva cuenta que se abriese, el usuario recibía hasta 20 invitaciones que podía regalar a otras tantas personas interesadas en probar el servicio. Pese a ello, no sería hasta el 14 de febrero de 2007, cuando Google abriría Gmail a cualquier usuario, sin necesidad de utilizar una invitación. Habían pasado tres años.
Para no romper con la tradición, el 1 de abril de ese año, la compañía anunció una supuesta nueva característica: «Gmail Paper» que ofrecía a los usuarios la posibilidad de imprimir todo su archivo histórico de correos electrónicos en un material creado «en un 94% en esputo de soja orgánica» y enviado posteriormente por correo postal hasta su dueño. Por supuesto, era una broma.
A Gmail le seguirían otras herramientas enfocadas a la productividad, primero de los usuarios y después de las empresas, englobadas bajo el paraguas de G-Suite. Así a nuestros ordenadores, teléfonos y tablets acabría llegando Google Docs, Calendar, Drive, Keep, Tasks, etc. con el objetivo de derrotar a Microsoft en el terreno de la ofimática.
A día de hoy, Office 365 sigue dominando con claridad el mundo corporativo, pero Gmail mantiene una posición de líder destacado en el mundo del correo electrónico para uso personal; tanto, que (entre otras cosas por su integración en Android) es difícil dar con alguna persona que hoy en día no utilice con frecuencia al menos una cuenta en este servicio.