En México existe un amplio sector de la población que no puede acceder a servicios financieros. De acuerdo con el Reporte Nacional de Inclusión Financiera (RNIF), la cobertura de este tipo de servicios es escasa en varias regiones del país; de hecho, el 22.3% de los municipios no cuentan con puntos de acceso (bancos, empresas financieras), ubicados mayoritariamente en los estados del sur.
La poca bancarización formal es común en países en vías de desarrollo, donde la falta de infraestructura e inversión privada así como la escasa educación financiera agravan el problema. En contraste, los países desarrollados han incrementado la bancarización de las personas implementado leyes, lo que ha generado la infraestructura necesaria, apoyándose de la disrupción que genera la evolución tecnológica.
En el caso de Estados Unidos, este tipo de medidas reflejan un aumento en el número de usuarios de tarjetas de crédito. Según el U.S. Census Bureau, el 70.2% de la población adulta estadounidense, cuenta con tarjetas de crédito, ya sea departamentales o bancarias, mientras que en México el porcentaje es de sólo 17% (15.1 millones), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018.
Ante este panorama, las empresas fintech son una clave fundamental de la bancarización. Es el caso de la fintech, la firma mexicana que busca facilitar el acceso a productos financieros y aumentar el número de mexicanos que pueden acceder a un servicio formal de este tipo.
A través de su interfaz, esta plataforma conecta a las personas con el producto financiero adecuado para ellas, tanto tarjetas de crédito, seguros o créditos personales. Mediante el uso de tablas comparativas, Coru muestra las características y ventajas de estos servicios, además su algoritmo arroja los mejores resultados al usuario según su perfil.
“El mayor acceso a servicios financieros -como tarjetas de crédito- en países desarrollados, se debe en buena parte a la incursión de empresas fintech que han surgido exponencialmente durante los últimos 20 años. Las innovaciones de esta industria permiten que los consumidores que nunca se habían acercado a un banco, se atrevan a solicitar una tarjeta de crédito o cualquier otro servicio financiero”, asegura Sebastián Medrano, director de la empresa.
Esta fintech mexicana fundada en 2014 tiene alianzas con más de 40 entidades financieras, recibe un promedio de 250 mil usuarios mensuales y el éxito ha sido tan grande que fondos de inversión como Seaya y Thiel, QED, han invertido 11 millones de dólares, lo que convierte a Coru en la cuarta fintech con más inversión en el mercado mexicano.
Una de las principales características de la plataforma es que, si una solicitud de tarjeta de crédito es rechazada por un banco, Coru ofrece a los usuarios otras opciones accesibles de financiamiento como préstamos personales que ofrecen otras entidades financieras, con el objetivo de que los interesados obtengan la liquidez que necesitan en ese momento y además generen un historial crediticio que posteriormente les ayude a tramitar una tarjeta de crédito.
El sector fintech mexicano
El caso de México es relevante para la industria fintech y en específico para el sector crediticio, ya que en el país la penetración del pago a crédito es del 65%, mucho menor a la reportada en otras naciones como Brasil (81%) o República Dominicana (74%), según el Informe de Tendencias en Medios de Pago de la consultora Minsait; lo que significa una opción atractiva para la creación y operación de empresas fintech.
A la fecha operan alrededor de 394 empresas de este tipo en México, de acuerdo con un estudio realizado por Finnovista, lo que lo convierte en el país con el mayor crecimiento de empresas de tecnología financiera en América Latina.