¿Cómo se podría resolver este claro acto de plagio? ¿Habría que prohibir la herramienta de IA en las instituciones educativas?
Los colegios, institutos y sobre todo universidades llevan un año en un punto de total inflexión. La última "amenaza" es ChatGPT, el famoso chatbot impulsado por IA de la empresa OpenAI que está permitiendo la elaboración de trabajos en cuestión de minutos gracias a sus increíbles funcionalidades.
Mientras que algunos académicos aceptan y apoyan su desarrollo y equiparan su utilidad con la de una calculadora, otros están a favor de las universidades que han prohibido su uso, posiblemente por el temor a que los estudiantes —e incluso profesores— puedan usarla para hacer trampa en los trabajos escritos o al escribir artículos académicos.
Quizá uno de los puntos críticos en lo que se refiere a educación se centra en la redacción de los famosos Trabajos de Fin de Grado —conocidos como TFG o TFM si se refiere al Trabajo de Fin de Máster— y lo complejo que puede resultar en algunas ocasiones elaborar un texto bien escrito y correctamente estructurado de una media de 50 páginas.
No es lo mismo emplear esta herramienta para la elaboración de un resumen que hacer uso de ChatGPT para reducir el tiempo de creación de tu TFG a pocas horas en lugar de 1 o 2 meses.
Un claro ejemplo de cómo esta herramienta está siendo utilizada para la realización de este tipo de trabajos puede verse en un TiktTok viral de Alicia Freixa, que ha compartido en esta red social cómo utiliza algunas herramientas gratuitas con IA para hacer sus trabajos en tiempo récord y sin apenas esfuerzo.
Una de ellas es el popular ChatGPT que ha empleado para crear la estructura y el desarrollo de un Trabajo de Fin de Grado y ha conseguido redactar 12 páginas en aproximadamente una hora. Ante las críticas de varios usuarios, Freixa defiende el avance de la tecnología: "Los tiempos van cambiando y la gente ya usa ChatGPT en sus trabajos".
ChatGPT es más una exageración que un daño real, pero hay que tener mucho cuidado
"La generación de lenguaje puede ser útil en la redacción, edición y revisión de textos. Puede ayudar a generar ideas creativas, mejorar la gramática y el estilo y aumentar la velocidad de producción de contenido. Los tutores pueden proporcionar apoyo educativo personalizado a los estudiantes, adaptando el contenido y el ritmo de aprendizaje a las necesidades individuales. Además, puede ayudar en la creación de material didáctico y en la evaluación de los trabajos de los estudiantes", explica para Computer Hoy Josué Pérez Suay, especialista en Inteligencia Artificial y ChatGPT.
Sin embargo, otro experto alerta de que "el uso de una herramienta como ChatGPT puede socavar el propósito fundamental de un trabajo de fin de grado, que es demostrar las habilidades, conocimientos y competencias adquiridas durante la carrera", explica para Computer Hoy Óscar Castillo, Responsable global de la práctica de BigData & IA.
"Si un estudiante utiliza ChatGPT para generar un trabajo completo, existe el riesgo de que se presente como propio algo que en realidad ha sido generado por una inteligencia artificial, lo cual es claramente deshonesto y puede tener consecuencias negativas para la reputación y la integridad del estudiante", añade.
El quid de la cuestión parece que no es "a favor o en contra de ChatGPT" sino que se centra en "hasta dónde se debería usar esta herramienta para ayudar a los estudiantes".
Para resolver este problema, aquellos que están a favor de un uso controlado opinan que las universidades deberían implementar estrategias como promover la ética académica a través de programas de formación, diseñar tareas personalizadas que requieran un análisis crítico y especializado y emplear herramientas de detección de plagio para identificar el uso indebido de ChatGPT.
Además, la evaluación oral o la defensa de los trabajos y promover esa interacción entre profesores y estudiantes pueden ser un buen punto a tener en cuenta. Si el trabajo lo ha realizado en un 100% ChatGPT es bastante probable que te quedes en blanco delante del tribunal y sus preguntas.
Es importante que las universidades e institutos se mantengan actualizadas y se adapten constantemente a las nuevas tecnologías, buscando equilibrar el empleo de herramientas tecnológicas con el fomento del aprendizaje.
Sin embargo, y como suele ocurrir en demasiadas ocasiones, los estudiantes muy a menudo aprenden sobre novedades en inteligencia artificial rápidamente a través de las redes sociales u otros medios y están ansiosos por probar nuevos métodos, mientras que algunos miembros del personal académico y los profesores pueden ser más lentos en la adopción o ser más estrictos.
La idea sería encontrar un punto medio. En este ámbito —como en tantos otros— no se debería dejar de lado algo que realmente podría ayudar a los estudiantes.
Pese a todo esto, es cierto que hay que sumar que Sam Altman, cofundador de OpenAI, ha reconocido un gran problema. "ChatGPT es increíblemente limitado, pero lo suficientemente bueno en algunas cosas para crear una impresión engañosa de grandeza", tuiteó. "Es un error confiar en él para algo importante en este momento. Es una vista previa del progreso; tenemos mucho trabajo por hacer en cuanto a solidez y veracidad". De hecho, se advierte a los usuarios que ChatGPT "ocasionalmente puede generar información incorrecta o engañosa".
"Es importante que las instituciones educativas promuevan una mayor conciencia sobre la importancia de la integridad académica y la ética en el Trabajo de Fin de Grado. Esto implica educar a los estudiantes sobre las implicaciones negativas del uso de ChatGPT u otras herramientas similares como un sustituto completo del proceso de investigación y estudio", finaliza Óscar Castillo.