El navegador web Brave acaba de sacar nueva versión y pese a no tener demasiadas novedades en su haber, sí tiene las suficientes como para hacerle un hueco en el trasiego de noticias diario en el que nos movemos. En esta ocasión, sin embargo, llama más la atención lo que quita que lo que trae.
Brave 1.64 se basa en Chromium 123 y recoge de este el grueso de sus parches de estabilidad y seguridad, así como las optimizaciones de fondo que recibe el navegador. Pero también añade sus propias especias, incluyendo -como seguidilla a sus versiones previas- más opciones para con su flamante asistente de inteligencia artificial, Leo.
Leo ha sido, de hecho, el protagonista indiscutible de las últimas versiones del navegador, tanto en el caso del PC, el que nos ocupa ahora, como en el del móvil, donde se estrenó hace nada. Brave le está poniendo empeño a esta característica, todo un gancho para esos usuarios que andan encandilados por Copilot y similares, pero que prefieren Brave y su compromiso con el respeto de la privacidad.
Pues bien, Brave 1.64 aplica diferentes correcciones a Leo, incluyendo una tan importante como es la referente al modelo de lenguaje predeterminado en su función de chat, quizás el punto más flojo de la experiencia. Y otras dos, una para los amantes del servicio y otra para los que no lo quieren ver ni en pintura: integración en el menú contextual y la opción de deshabilitarlo por completo.
Otras novedades de Brave 1.64 incluyen una opción de «reunificación» con la que traer todas las pestañas abiertas a la ventana en uso; otra para la personalización de la barra de desplazamiento para las pestañas verticales que se encuentra disponible en el apartado de «Apariencia» en los ajustes de la aplicación; y botones de acción (para poner en pantalla completa y pasar al siguiente vídeo en cola) en la función de vídeo flotante (Picture-in-Picture o PiP).
Por lo general, no se trata de una lanzamiento especialmente bien nutrido en lo que a novedades se refiere, aun cuando todo lo que implementa sea bienvenido, claro. Para más datos acerca de los cambios Brave 1.64, las notas de lanzamiento oficiales, donde se lista todo.
Sin embargo, como decíamos al principio, lo más relevante de este lanzamiento es que lo quita y no lo que incorpora. Y lo que quita es algo que nadie le había pedido y que, peor aún, no era nada positivo para la imagen de una navegador que presume de respetar la privacidad -y por lo tanto, la capacidad de elección- del usuario por encima de todo. Hablamos de su VPN.
O sea, hablamos de la VPN que Brave te instalaba en Windows por la cara y que, de manera silenciosa, se iniciaba en segundo plano, con todo lo que ello conlleva. Cabe señalar que el servicio VPN de Brave no es gratuito, pero que aun siéndolo no justificaría este comportamiento. Parace ser que el «error» ha sido resuelto, nada menos que cinco meses después.
A partir de ahora la VPN de Brave solo se instalará en Windows cuando se detecte que se trata de un usuario de pago -quien presumiblemente querrá utilizar el servicio- o que se habilite manualmente por parte de este. Es decir, lo normal. Lo que no es normal es que les haya costado tanto tiempo llegar a esta conclusión... o solucionar el «error», como se prefiera ver.