En sus orígenes su valor era tan bajo que recuerdo que conseguirla en grandes cantidades era muy fácil, y que también utilizaba como premio en pequeños campeonatos y sorteos dentro del mundillo tecnológico. Hoy su valor es tan alto que es una inversión al alcance de muy pocos.
Una de las anécdotas más curiosas que nos dejó esta criptodivisa fue sin duda la del ingeniero Lazlo Hanyecz, que pagó en su momento 10.000 Bitcoins por dos pizzas. Hoy esa cantidad tendría un valor de 1.029 millones de dólares, una cifra mareante que es consecuencia de la enorme subida que ha experimentado el Bitcoin.
Justo al momento de escribir este artículo el Bitcoin había superado la barrera de los 100.000 dólares por unidad, y tenía un valor de 102.904,54 dólares, que al cambio son 97.695,84 euros. Si miramos el histórico de los últimos cinco años nos damos cuenta de que su crecimiento ha sido espectacular, ya que en marzo de 2020 se hundió por debajo de los 5.000 euros, y en solo cuatro años ha multiplicado su valor casi por 20.
Las perspectivas de crecimiento alrededor del Bitcoin son muy buenas actualmente, pero en esta situación es imposible no preguntarse dónde está el límite, y si acabaremos viendo una nueva recesión de gran impacto. Como habréis podido imaginar, esto es algo imposible de predecir con certeza, pero hay ciertas claves que nos ayudan a hacernos una idea de lo que está por venir.
El hecho de que figuras como Vladimir Putin hayan dicho que «nadie puede parar al Bitcoin», o que países como el Salvador hayan invertido grandes cantidades de dinero en ella, es un claro reflejo de su futuro. Obviamente veremos fluctuaciones y cambios en su valor, tanto en negativo como en positivo, pero su futuro está garantizado, y su crecimiento será una constante.
Por qué se ha disparado tanto el valor del Bitcoin
La verdad es que concurren muchos factores, y para entenderlos todos es necesario conocer cómo ha sido su funcionamiento a lo largo de los años. En sus inicios, era una criptodivisa muy fácil de minar que apenas generaba interés, ya que no se podía utilizar como forma de pago, y se convirtió en poco más que una curiosidad tecnológica.
Con el paso de los años fue recibiendo más y más apoyos. Esto hizo que su valor aumentara, y que cada vez fuese más difícil de conseguir. Esa dificultad alcanzó un punto álgido cuando dejó de ser posible minarla utilizando tarjetas gráficas, y se hizo necesario utilizar equipos especializados cuyo coste era, y sigue siendo, muy elevado.
El potencial de Bitcoin como moneda privada y segura y las posiciones favorables de algunos gobiernos contribuyeron a que su valor siguiera aumentando. Esta también fue contando con el visto bueno de más empresas, y cada vez más inversores con grandes fortunas pusieron sus ojos en ella, lo que generó una creciente demanda en un escenario en el que ya era muy difícil conseguirla.
Este escenario es que el que se mantiene en nuestros días, pero se ha visto potenciado por el interés creciente en dicha criptodivisa por parte de gigantes como Microsoft, las grandes inversiones de ciertos países en el Bitcoin y los borradores de nuevas regulaciones que se muestran favorables al uso de esta criptodivisa.