Intel decidió hace tiempo que iba a levantar una nueva fábrica den Magdeburgo (Alemania) dentro de sus planes para aumentar su capacidad de fabricación en la Unión Europea. En un principio, todo parecía marchar sobre ruedas: la empresa prometió que se trataría de las instalaciones de fabricación de semiconductores más grandes y avanzadas de Europa, y el gobierno alemán se comprometió a aportar una cantidad importante para financiar su construcción. Pero poco después, Intel comprobó que los costes necesarios para afrontar el levantamiento de la planta iban en aumento, y paralizó su inicio para pedir más dinero al gobierno alemán.
Pero las autoridades no van a dar más dinero a Intel, porque según el Financial Times, no tienen más presupuesto para ello. Según el Ministro de Finanzas de Alemania, Christian Lindner, «no hay más dinero disponible en el presupuesto. Estamos intentando consolidar el presupuesto, no intentando ampliarlo«.
En un primer momento, Intel esperaba que construir y poner en marcha la fábrica en Magdeburgo iba a tener un coste de unos 18.700 millones de dólares (unos 17.000 millones de euros). De ellos, la compañía recibiría 7.200 millones de dólares (8.000 millones de euros) en ayudas estatales. Pero la construcción de la fábrica comenzó a retrasarse, y debido a los precios en aumento de la energía, los costes materiales y la inflación, los costes totales de la fábrica, en este momento, superarían los 31.600 millones de dólares.
Esto puede deberse también a que Intel decidió que instalará en ella herramientas más avanzadas, con la esperanza de producir chips en Alemania en nodos de producción más sofisticados. La compañía también decidió, a la vista del aumento de costes, era el momento de pedir más dinero a Alemania. Ahora solicitan unos 10.000 millones de euros. Por tanto, paralizó el comienzo de la construcción de la fábrica y pidió retomar las negociaciones con el gobierno alemán para pedirles alrededor de 5.000 millones de dólares más.
La petición, al parecer, ha dividido a las autoridades de Alemania. El Canciller Olaf Scholz, del SPD, y el Ministro de Economía Robert Habeck, de Los Verdes, estaban abiertos a dar más apoyo financiero a la empresa, ya que les anima que Intel haya decidido casi multiplicar por tres su inversión iniciar. Pero Christian Linder, del FPD, se opone a ello, e insiste en que la Cancillería y el Ministerio de Economía tienen que clarificar de dónde vendría esta financiación adicional solicitada.
Además, algunos economistas alemanes están señalando que estas subvenciones son un despilfarro del dinero de los contribuyentes, mientras otros temen que reducir la dependencia de los proveedores asiáticos del sector sea excesivamente complejo, dadas las complicaciones de las cadenas de suministro de los semiconductores. En cuanto a Intel, por ahora solo ha dicho sobre los comentarios de Lindner que «hay una brecha de costes y estamos trabajando con el gobierno en cómo cerrarla».
Por otro lado, hay sugerencias para dotar de ayuda a Intel de otra manera. Por ejemplo, suministrar electricidad barata a la planta de Magdeburgo. Pero cuando se le ha preguntado sobre ello, Lindner ha señalado que están «considerando varias opciones«, y que el gabinete todavía no tiene una opinión al respecto. Lo que sí ha dejado claro es que «en cuanto a presupuesto, hemos alcanzado nuestro límite«.
La situación con Intel llega en medio de una disputa en el gobierno alemán por el presupuesto del año que viene. Lindner, que ha identificado una brecha de financiación de 20.000 millones de euros, ha preocupado a sus socios de coalición escribiendo a todos los ministerios, aparte del de Defensa, estableciendo techos para su gasto el año que viene, y pidiendo un fuerte ahorro.