No pocas tecnológicas, tanto grandes grupos muy asentados como nuevas empresas especializadas, están compitiendo con fiereza para hacerse con una buena porción de ese mercado, y los usuarios nos vamos acostumbrando, día a tras día, a las novedades que llegan a nuestro alcance como fruto de dicha competición. Desde finales del año pasado y durante todo este 2023, la IA ha contado con un foco informativo permanente.
Esto, claro, ha dado lugar a mucho entusiasmo, del que yo mismo admito haberme contagiado, pero también a un creciente temor sobre el rumbo que pueden tomar estos avances si no se establecen las medidas adecuadas. Afortunadamente, los reguladores se han puesto las pilas al respecto, y parece que al menos parte de las empresas implicadas también han decidido sumarse a la cautela, repensando todos sus desarrollos desde el prisma del impacto que pueden tener en múltiples aspectos.
La declaración sonada más reciente a este respecto fue la del director Ridley Scott, que durante la promoción de Napoleon fue preguntado por Rolling Stone sobre la IA, a lo que respondió comparándola con una bomba de hidrógeno. No obstante, el movimiento más interesante a este respecto se produjo en marzo, cuando un grupo de más de mil personas (científicos, ingenieros, intelectuales, empresarios, políticos y grandes nombres de la tecnología mundial) abogó por la idoneidad de una pausa en el desarrollo de la inteligencia artificial, con el fin de dar margen a que la sociedad se preparara adecuadamente para su potencial impacto.
El último en pronunciarse ha sido René Haas, CEO de ARM Holdings, que ha afirmado que su temor de que los humanos puedan perder el control de la inteligencia artificial lo mantiene despierto por las noches. Esta afirmación se ha producido en una entrevista publicada por Bloomberg, en la que también ha afirmado que el potencial de la IA «va a cambiar todo en los próximos cinco a diez años«.
El ejecutivo plantea que es necesario establecer mecanismos de seguridad que permitan, en todos los casos, desactivar un sistema basado en inteligencia artificial, algo que visto el alcance que apunta a tener la IA a medio y largo plazo, sin duda parece un planteamiento de lo más razonable. Y no ya por la sobreplanteada rebelión de las máquinas, también por los riesgos de que un sistema crítico que depende de esta tecnología pueda llevar a cabo acciones erróneas que no puedan ser ni detenidas ni revertidas.
Haas, no obstante, no es crítico con la inteligencia artificial y, de hecho, afirma que el rol que juega ARM Holdings en el desarrollo de la misma es fundamental. Por curiosidad, he comprobado su fecha de nacimiento, pensando en la posibilidad de que se viera influenciado, en su juventud, por Juegos de Guerra. No es el caso, pues es unos 15 años mayor que yo. Pero, incluso si es así, puedo entender su temor, y sin duda lo comparto.