A seis días de que un fuerte y desagradable olor invadió gran parte del área metropolitana, este domingo, la Refinería de Pemex en Cadereyta registró, una vez más, fuertes emisiones de contaminación.
Desde varios kilómetros a la redonda, se podía apreciar como desde una de las calderas salía una gran cantidad de humo color anaranjado y amarillo.
Esto alarmó a los habitantes porque durante una gran cantidad de minutos estuvieron observando como salía el humo.
Las emisiones en color naranja son típicas para la refinería, pero varios especialistas señalaron que el grosor de las columnas de humo se trató de un escenario anormal y de emergencia para la planta.
Conductores reportaron las emisiones y también el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire, quien compartió un video.
"El color amarillo es característico del azufre. El color negro, del carbón", indicó el Observatorio.
El dióxido de azufre es un contaminante que puede producir irritación e inflamación del sistema respiratorio, afecciones e insuficiencias pulmonares, alteración del metabolismo de las proteínas, dolor de cabeza o ansiedad.
La situación de emergencia en la planta ya está bajo control y autoridades confirmaron que la refinería ya opera con normalidad a esta hora.
Cabe destacar que apenas el pasado 13 de marzo un fuerte olor desagradable invadió a los municipios de Juárez, Apodaca, Juárez, Guadalupe, San Nicolás, Monterrey, San Pedro, Santa Catarina y García.
El Gobernador del estado culpo de esta situación a la Refinería de Pemex en Cadereyta y aclaró que no hubo afectaciones graves a la salud entre la población.
El mandatario dijo que la refinería puso en operación dos nuevas chimeneas en la planta que expidieron dióxido de azufre y generaron emisiones fuera de lo habitual, de acuerdo a videos revisados por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Secretaría estatal del Medio Ambiente, pero aún está pendiente escuchar la explicación de los directivos de Pemex.
Un reporte preliminar de la Secretaría de Medio Ambiente destacó emisiones de dióxido de azufre (SO2) inusualmente altas en la refinería de Cadereyta, que coincidieron con la percepción de los olores, luego de que en semanas anteriores le solicitaron reducir sus emisiones contaminantes.