Como parte de las acciones a favor de la economía circular y ratificando de este modo su vocación sostenible, la Universidad Autónoma de Nuevo León recolectó 1 millón 798 mil 54 piezas de material reciclable, como parte de su Programa de Separación y Reciclaje de Residuos (PROSER).
Esta cantidad de material se recabó desde el 2013, cuando se implementó PROSER y hasta cierre del 2022.
Este monto se traduce en beneficios ambientales como 8,070,690 kWh de ahorro de energía y 54,559,654 litros de agua no utilizada o 25,728 árboles no talados.
También equivalen 6,127 t de CO2 no emitidas, 342,270 litros de petróleo no utilizados.
El Programa de Separación y Reciclaje de Residuos (PROSER) de la UANL inició en febrero de 2013 en la torre de rectoría y las oficinas de administrativas ubicadas en Ciudad Universitaria con el objetivo de maximizar el aprovechamiento de los residuos con características reciclables y prevenir o reducir los impactos al ambiente.
La recolección del material reciclable (papel, cartón, PET y aluminio) se lleva a cabo actualmente de forma sistemática en 42 dependencias académicas y 23 dependencias centrales.
Para el proceso de reciclaje y transformación de los residuos obtenidos se cuenta con el apoyo de varias empresas de la localidad con amplia experiencia en el manejo de reciclables asegurando así el correcto manejo y disposición final de los RSU con características reciclables.
Actualmente, el programa opera a través de una red de colaboración y compromiso de varias dependencias de la UANL, donde cada una segrega sus residuos en contenedores especiales destinados para este fin. Los residuos una vez recolectados en las dependencias de la UANL por empresas de la localidad son incorporados como materia prima a sus procesos y/o a los de terceros para la elaboración de nuevos productos.
Los RSU con características reciclables generados en la UANL siguen un modelo de economía circular según lo establece la Ley General de Economía Circular.
El término "Economía circular" se utilizó por primera vez en 1980 para describir un sistema cerrado de las interacciones entre economía y medio ambiente, basados en los ciclos naturales de los ecosistemas, pero fue hasta el 2012 cuando la Fundación Ellen McArthur lo retoma en su investigación "Hacía una economía circular: Motivos económicos para una transición acelerada".