Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 comienzan en una semana y los profesores de campus Hidalgo, Ismael Aguirre y Gerardo Barrera, hablan para CONECTA sobre las consecuencias de realizarlos en medio de una pandemia mundial.
Históricamente, los JJ.OO (Juegos Olímpicos) han sido un acontecimiento de interés mundial realizado cada 4 años, que se caracterizan por la congregación de millones de personas y el esfuerzo de deportistas de alto rendimiento impulsados por el apoyo de su país.
El país sede es beneficiado por la alta actividad económica traída por los deportistas, prensa y turistas.
Hace un año, el Comité Olímpico Internacional (COI) anunció que pospondrían los Juegos Olímpicos programados para 2020 en Tokio, debido a la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, esta no es la primera vez que un evento de este tipo se ve perjudicado, anteriormente fueron cancelados en 1916, 1940, 1944, por el estallido de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Lo ocurrido recientemente, ha tenido consecuencias en diferentes aspectos, comenzando por lo social.
“Es un evento en el cual, para quien le gustan los deportes, representa una oportunidad de distracción excelente, pues es una justa donde se reúnen los atletas por excelencia representando a cada uno de los países afiliados al Comité Olímpico Internacional.” comentó el profesor Aguirre de Atlético Deportivo.
La reunión de tantos atletas en una sede como Tokio, suena como algo esperanzador en medio de la situación global actual; no obstante, lo que desde 2013 se presumía que serían los Juegos Olímpicos más impresionantes de la historia, se han convertido en un evento liderado por austeridad, debido a todos los recursos perdidos y el gasto sanitario involucrado.
El impacto de la pandemia en el rendimiento de los deportistas
Aunque hoy sabemos que los juegos están a punto de comenzar, durante un año los deportistas vivieron en la incertidumbre, sin saber si la pandemia evolucionaría a lo que es ahora, si las vacunas estarían listas, y si los juegos se llevarían a cabo.
Durante 4 años se prepararon llevando sus cuerpos al límite a través de la disciplina, talento y esfuerzo, por lo que ya están listos para ganar la justa deportiva más importante del mundo y, potencialmente, de sus carreras.
Lo que de manera inicial podría sonar como una ventaja, ya que en teoría tuvieron otro año para prepararse, se convierte en un reto, pues reprogramar sus entrenamientos y continuar su rutina activa es sumamente difícil en un ambiente de cuarentena.
“Otra consecuencia en los atletas es que rompieron el macrociclo (periodización de los entrenamientos), que tiene por objetivo potenciar al máximo sus capacidades físicas técnicas, para estar al cien por ciento de acuerdo a las fechas de la justa olímpica” agrega el profesor Aguirre
Finalmente, el efecto también está en su economía, ya que muchos de los deportistas solventan los gastos que emanan de todo lo que concierne al mantenimiento de un deportista de alto rendimiento.
Aunque algunos gastos los cubre el gobierno federal, el estilo de vida que se necesita para llegar a donde están, es costoso.
El impacto económico para Japón
El profesor Gerardo Suárez, del departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de PrepaTec, afirmó que además de ver los Juegos Olímpicos por la parte deportiva, también se trata de un negocio.
El COI de cada país realiza inversiones multimillonarias en infraestructura, que a su vez engloba estadios, piscinas, campos de marcha, entre otros. Todo esto para estar en condiciones óptimas para recibir a los atletas.
Dichas inversiones, se recuperan a través de distintos medios:
Derechos de transmisión, la venta de la señal a televisoras internacionales que se dedican a transmitir el evento en cada país.
Patrocinios, compañías multinacionales adquieren espacios de publicidad, que también aparecen en las transmisiones.
Mercancía oficial, Tokio 2020 como marca registrada es capaz de producir productos oficiales que se venden a turistas y locales.
Hotelería y servicios, millones de turistas que visitan el país sede, consumiendo restaurantes, transporte, comercio y hospedaje.
“Normalmente las sedes olímpicas se sortean hasta 8 años antes, durante esos años están invirtiendo y preparando la infraestructura para 2020, el primer golpe es cuando te dicen que no van a llegar en ese año”.
“Ahora tienes a empresas pequeñas, medianas y grandes con inversiones enormes que esperan recuperar su inversión en 2020, muchas de ellas se encuentran endeudadas”, afirmó el profesor Suárez.
A solo semanas de la inauguración, patrocinadores han decidido cancelar sus promociones, a consecuencia de la noticia de que no habrá espectadores en las sedes de la capital, contribuyendo a las pérdidas económicas ocasionadas por los contagios.
“No siempre organizar unos Juegos Olímpicos es negocio, algunos han tenido éxito como lo fue en Londres, pero por otro lado los de Atenas, operaron con pérdidas, el que los JJ.OO hayan sido tan poco exitosos agravó la crisis económica de Grecia”, añadió el profesor Gerardo.
Aunque los juegos se llevarán a cabo, y los atletas incluso ya se encuentran en Tokio, estos tienen sus servicios de hospedaje y alimentación cubiertos por el comité, realmente lo que el área de hotelería y restaurantes japonesa esperaba, era la llegada de turistas.
Japón en estado de emergencia y la salud nacional
El jueves 8 de julio, el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga declaró estado de emergencia en Tokio, ocasionando que la justa se lleve a cabo sin espectadores. El aumento de casos de COVID-19 en el país, y una vacunación al 20%, llevaron a Suga a tomar esta decisión.
Después de la caída de casos positivos a COVID-19 desde mediados de mayo hasta finales de junio, los casos han aumentado a 300 en promedio semanal, eso sin contar la preocupante cifra de casos de la variante Delta, de la cual han sido contagiados incluso algunos de los deportistas participantes.
Es un hecho que estos Juegos Olímpicos serán históricos, pero solo queda en manos de los japoneses saber llevar todas estas situaciones correctamente, sin poner en riesgo su economía o la salud de su población.