Andrea Ciucci,director de Operaciones de la Pontificia Academia para la Vida, Ciudad del Vaticano, ofreció la ponencia Implicaciones éticas de la inteligencia artificial, en el marco de la Cátedra de Fe, Liderazgo y Congruencia Profesional de la Escuela de Negocios de la Universidad de Monterrey
La ética en la inteligencia artificial, lejos de ser una discusión sobre las máquinas, se centra en las personas que las diseñan y emplean, de acuerdo con el sacerdote Andrea Ciucci, quien destacó que la clave para un desarrollo tecnológico responsable radica en las decisiones y valores humanos que guían su creación.
El director de Operaciones de la Pontificia Academia para la Vida, Ciudad del Vaticano, ofreció la ponencia Implicaciones éticas de la inteligencia artificial, el pasado 19 de septiembre, en el marco de la Cátedra de Fe, Liderazgo y Congruencia Profesional de la Escuela de Negocios de la Universidad de Monterrey.
El evento, que se realizó en la Sala Isóptica, en el Nivel B del edificio Estoa, contó con la participación de Juan José Rodríguez Martínez, decano de la Escuela de Negocios, como maestro de ceremonias.
Carlos García González, vicerrector Académico, y Luis Iturralde, vicerrector de Desarrollo, estuvieron presentes junto a consejeros, estudiantes y docentes del área.
Andrea Ciucci destacó que, en el debate público sobre la inteligencia artificial, predominan las preocupaciones, los riesgos y la necesidad de regulación.
"Estamos tan preocupados de que se nos vaya de la mano, que hemos desempolvado una palabra bastante en desuso en el pasado reciente: ética", afirmó Ciucci. Además, mencionó que el papa Francisco ha acuñado el término "algorética", la ética de los algoritmos, para contrarrestar el riesgo de la "algocracia", el superpoder de los algoritmos.
El documento del manifiesto Rome Call for an AI Ethics propone seis principios fundamentales: transparencia, inclusión, responsabilidad, imparcialidad, trazabilidad, seguridad y privacidad.
Según Ciucci, "hoy en día, la cuestión de la algorética es ante todo una cuestión de ética social, que sin duda tiene importantes implicaciones antropológicas".
Ciucci también abordó temas como la recopilación, posesión y custodia de los datos, así como la protección de menores, el aumento de las desigualdades, el riesgo de la reducción de las libertades individuales y el debilitamiento de los procesos democráticos, que son solo algunos de los temas que llaman la atención.
"Estamos ante una traición a la inspiración que generó internet y la actual transición digital; buscábamos espacios de libertad y participaciones y encontramos nuevas esclavitudes", expuso.
La transformación del vínculo social provocada por la innovación tecnológica fue otro punto clave de la ponencia. Ciucci enfatizó que la transformación actual es un fenómeno global debido a su difusión instantánea.
"Hoy casi el 70 por ciento de la población mundial tiene un smartphone y está conectada a internet", señaló.
Por esa razón, de acuerdo con el ponente, la esperanza de gestionar este fenómeno de forma primordialmente local, acentuando las diferencias, poniendo las culturas en competencia cuando no en oposición, debilitando a los sujetos supranacionales que pueden ofrecer visiones más amplias, "es cuando menos ingenua, sin duda, un fracaso".
"Hoy necesitamos visiones capaces de aunar, no oponer, lo global y lo local; de poner en diálogo culturas y tradiciones diferentes", enfatizó.
Finalmente, Ciucci advirtió sobre el riesgo de situar la ética al final de la cuestión de la inteligencia artificial.
"La tecnología no es neutra, falso: las tecnologías no son neutrales, nunca lo son", concluyó.
La ética de la inteligencia artificial, según Ciucci, tiene que ver principalmente con los seres humanos que la construyen y utilizan.
Carlos García González subrayó el apego de la UDEM a sus principios de humanismo, apertura y servicio, promovidos por sus congregaciones fundadoras de inspiración católica.
"Hemos fomentado siempre un espacio de discernimiento, que en diálogo abierto con el entorno nos permita dar respuesta rumbo al futuro", expresó.
El evento concluyó con la firma del manifiesto Rome Call for an AI Ethics por parte de la UDEM, a cargo de los vicerrectores Carlos García González y Luis Iturralde, uniéndose a más de cien universidades del mundo y diversos organismos religiosos e industriales.