Bruselas, Bélgica.-La funcionaria de mayor rango de la Unión Europea exhortó el miércoles a los 27 estados miembros a reducir su dependencia del gas natural, no sólo para acelerar la transición a la energía limpia, sino también para dar más independencia al bloque.
En la víspera de una cumbre de la UE centrada en la crisis energética, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo a los legisladores que como el bloque importa el 90% de su gas -buena parte a Rusia, un rival estratégico-, “esto nos hace vulnerables”.
Como resultado, la presidenta quería que la UE redoblara sus esfuerzos para una transición rápida a energías limpias como la eólica y la solar, que pueden producirse en el territorio europeo y a la larga serán mucho más baratas que los combustibles fósiles importados.
La reciente subida en los precios del gas ha afectado primero a las familias más vulnerables y Von der Leyen reiteró su petición a los estados miembros de que se aseguren de que los impuestos y aranceles a la energía pueden adaptarse para proteger a los ciudadanos más pobres de la UE.
Sin embargo, Von der Leyen, hizo hincapié también en la importancia estratégica de ser menos dependientes de las importaciones. Aunque un país aliado como Noruega aumentara sus exportaciones al bloque para cubrir el aumento de la demanda, un proveedor clave no lo hizo.
“Aunque (la rusa) Gazprom ha cumplido sus contratos de largo plazo con nosotros, no respondió a una demanda mayor, como hizo en años anteriores. De modo que Europa depende demasiado del gas ahora”, señaló.
Como resultado, la transición a la energía limpia no era necesaria sólo para alcanzar la neutralidad de emisiones para mediados de siglo.
“La transición a la energía limpia no sólo es vital para nuestro planeta. También es crucial para nuestra economía y para la resiliencia ante conmociones en el precio de la energía”, afirmó la presidenta de la Comisión.
El comentario era una referencia velada a líderes como el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, que ha atribuido específicamente el aumento en los precios de la energía a los planes medioambientales de la Comisión. La UE aspira a reducir en un 55% las emisiones de efecto invernadero para 2030 y alcanzar la neutralidad de emisiones en el bloque para 2050.