Según las autoridades regionales de Ucrania, hasta el 12 de julio no había más casas inundadas en la orilla derecha del Dnipro, en la región de Jersón tras el desborde de la presa de Nova Kakhovka. En cuanto a la orilla izquierda, sólo hay información de las autoridades de ocupación rusas, que dicen que unas 6 mil 400 casas siguen bajo el agua.
Los bombardeos diarios de la artillería al otro lado del río no permiten hacerse una idea completa de la destrucción. Expertos de la Escuela de Economía de Kiev estiman, basándose en imágenes de satélite, que más de 11 mil casas a ambos lados del Dnipro quedaron completamente inundadas, y 6 mil 500 parcialmente inundadas como consecuencia de la catástrofe. Más de 33 mil 500 casas se consideran "probablemente inundadas" por estar situadas en la llanura aluvial afectada.
"La magnitud de la destrucción es realmente impactante", afirma Olena Vasilko, de la Oficina de Construcción del óblast de Leópolis. Esta ucraniana dirige una comisión de expertos que se encuentra en la zona de la catástrofe inspeccionando propiedades privadas y evaluando daños. Su colega, Leonid Vosniuk, profesor de Arquitectura en el Instituto Politécnico de Leópolis, explica que el agua permaneció durante demasiado tiempo, algo que los edificios del siglo pasado no pudieron resistir.
Cientos de residentes ni siquiera han regresado a sus casas y decenas no saben cuándo podrán volver a mudarse. Pero a pesar del calor, la incertidumbre y el estruendo de la artillería, en la calle Tchaikovsky de Jersón también se oyen risas. "Me impresiona la amabilidad y la actitud positiva de la gente", dice Vosniuk, y añade: "Esto es único aquí en Ucrania. Por eso creo que somos fuertes".
Fue el pasado 6 de junio cuando Ucrania acusó a las fuerzas rusas de volar una importante represa y central hidroeléctrica en una parte del sur del país bajo su control, lo que hizo salir el agua a borbotones de la dañada infraestructura y provocó un riesgo de inundaciones masivas que los funcionarios calificaron de "desastre ecológico".
Funcionarios de ambos bandos ordenaron a cientos de miles de residentes que viven a orillas del Dniéper río abajo que evacuaran la zona.
Autoridades rusas alegaron que la represa de Nova Kakhovka sufrió daños debido a los ataques militares ucranianos en la región en disputa.