Tirador de Maine padecía paranoia y escuchaba voces

Robert Card mató a 18 personas en dos lugares el pasado miércoles.

La Policía perdió dos claras oportunidades de poner fin a una redada que confinó y aterrorizó a la segunda ciudad más grande de Maine después que un hombre armado matara a 18 personas en un boliche y un bar.

El cadáver de Robert Card fue hallado el viernes en un remolque de un centro de reciclaje de Lisbon Falls que la policía había registrado un día antes. 

Card murió de una presunta herida de bala autoinfligida, pero no está claro cuándo, según las autoridades.

El hombre de 40 años era sospechoso de haber herido también a 13 personas durante el tiroteo del miércoles por la noche en Lewiston.

El jefe de policía de Lisbon, Ryan McGee, dijo que las fuerzas del orden registraron la propiedad de Maine Recycling Corp., donde Card había trabajado, y la despejaron el jueves, pero no inspeccionaron otra parte de los terrenos cercanos de la empresa. Los agentes volvieron el viernes por la mañana y tampoco encontraron nada.

Otro equipo regresó esa noche y registró la otra parte de la propiedad que no había sido revisada, y encontró el cadáver de Card en el remolque junto con dos armas de fuego, explicó McGee. El miércoles por la noche se encontró un fusil en el auto que Card había abandonado en la zona.

Las autoridades recuperaron varias armas durante la búsqueda de Card y creen que las había comprado legalmente, incluidas aquellas halladas en su auto y cerca de su cadáver, dijo Jim Ferguson, agente especial a cargo de la oficina de Boston del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos. Ferguson se negó a proporcionar detalles específicos sobre las armas, incluyendo marcas y modelos, y no dijo exactamente cuántas se encontraron.

Los investigadores siguen buscando un móvil para la masacre, pero se han centrado cada vez más en el historial de salud mental de Card. 

El jefe del Departamento de Seguridad Pública del Estado, Michael Sauschuck, dijo que Card oía voces y sufría de paranoia, y añadió que el hombre creía que "la gente hablaba de él e incluso puede que hubiera voces en juego".