Ante la constante amenaza de posibles ataques químicos y la incertidumbre en la región, el centro médico Ramdam de Israel emerge como un bastión de seguridad y preparación en la ciudad de Haifa. Ubicado en el norte del país, a pocos kilómetros de la frontera con Líbano, este hospital subterráneo ofrece un refugio seguro y completamente equipado en caso de emergencias.
El piso menos 3 de este complejo médico alberga uno de los pabellones más seguros del mundo, diseñado para ser un refugio en caso de un ataque químico. Equipado con una capacidad de 2 mil camas, este centro médico es una obra maestra de la ingeniería, donde incluso el espacio de un automóvil puede transformarse para acomodar tres camas, demostrando una planificación meticulosa y una adaptabilidad excepcional.
La génesis de este pabellón médico se remonta al inicio de la pandemia de Covid-19, cuando se utilizó por primera vez para garantizar que la atención médica no se viera comprometida por la presencia del virus. Desde entonces, permaneció en espera hasta que, hace apenas dos semanas, se activó de nuevo como medida preventiva. El profesor y cardiólogo Rafi Beyar relata la experiencia: "Hubo una orden para bajar a los pacientes. Unos 30 pacientes ya estaban abajo, pero luego todo se calmó, vimos que nada pasó, y los subimos otra vez".
La logística de transformar el estacionamiento en un pabellón médico y trasladar a los mil 100 pacientes puede ser compleja y requiere hasta 72 horas para completarse. Sin embargo, ante la creciente tensión en el país, el pabellón permanece montado y operativo, listo para responder a cualquier amenaza potencial.
La ciudad de Haifa, situada a unos 50 kilómetros de la frontera con Líbano, enfrenta una constante amenaza por las células operativas de la organización terrorista Hezbolá, lo que agrega una capa adicional de urgencia a las medidas de seguridad implementadas en el Centro Médico Ramdam.
Este centro médico subterráneo no escatima en recursos para garantizar la atención médica en caso de emergencia. Además de camillas y suministros médicos, cuenta con electricidad, alimentos, agua y unidades especializadas como cirugía y diálisis. El costo de construcción de este bastión de salud asciende a mil 400 millones de dólares, convirtiéndolo en el más grande del mundo en su tipo.
A pesar de que la vida en ciudades como Tel Aviv, Jerusalén y Haifa parece transcurrir con normalidad, el personal del Centro Médico Ramdam está constantemente alerta. La preocupación persiste, especialmente en medio de las recientes amenazas de Irán y los ataques perpetrados por grupos terroristas. El médico enfatiza la importancia de encontrar soluciones pacíficas: "Creo que tenemos que encontrar la manera de llegar a una solución".