Tras el devastador atentado ocurrido en Moscú, el Presidente Vladimir Putin emitió sus primeras declaraciones más de 19 horas después del suceso, jurando castigar a los perpetradores del ataque, que cobró la vida de al menos 133 personas en la capital rusa.
Putin anunció que los sospechosos fueron detenidos mientras intentaban huir hacia Ucrania, aunque no mencionó la reivindicación del ataque por parte del grupo Estado Islámico (EI).
Por su parte, Ucrania negó vehementemente cualquier implicación con el atentado, argumentando que Rusia, en conflicto con Ucrania durante más de dos años, está intentando atribuirles la responsabilidad.
El ataque a la sala de conciertos Crocus City Hall, en las afueras de Moscú, el viernes por la noche, es el más sangriento en Rusia en dos décadas y el más mortal reivindicado por el grupo EI en Europa.
Putin, en un discurso televisado, informó que los cuatro atacantes fueron detenidos cuando intentaban dirigirse a Ucrania, donde, según datos preliminares, se había facilitado su escape.
A pesar de las implicaciones, Putin no atribuyó definitivamente el ataque a Ucrania ni mencionó la evaluación de funcionarios estadounidenses que señalaban al Estado Islámico como responsable.
El Presidente ordenó un día nacional de luto para el domingo, mientras el teatro quedaba en ruinas humeantes. Las autoridades rusas arrestaron a 11 personas, según informes de medios estatales.
El Comité de Investigación ruso afirmó que cuatro de los detenidos estuvieron directamente involucrados en el incidente, que provocó un incendio en el centro comercial y el derrumbe del techo de la sala de conciertos.
Aunque el Estado Islámico se atribuyó la autoría en un comunicado, las agencias de inteligencia estadounidenses confirmaron que el grupo extremista fue el responsable del ataque, según un funcionario de inteligencia de Estados Unidos informó a The Associated Press.