Este domingo, Panamá se prepara para unas elecciones que definirán la presidencia, la vicepresidencia y la composición de la Asamblea Nacional.
Entre los ocho candidatos presidenciales, José Raúl Mulino, del partido opositor Realizando Metas (RM) en coalición con el Partido Alianza, emerge como favorito según los pronósticos.
Mulino, un abogado y político de derecha con amplia experiencia en cargos gubernamentales, se ha mantenido como líder a pesar de enfrentar momentos de tensión política que amenazaron su candidatura.
Los estudios de opinión pública sugieren que podría obtener más del 30% de los votos, superando así a sus contendientes.
Guillermo Cochez, exembajador de Panamá en la OEA, señaló que el próximo presidente deberá enfrentar la corrupción endémica del país y atraer inversiones extranjeras.
La corrupción no es el único desafío para el próximo gobierno.
Panamá ha sido señalado como un centro de tráfico de drogas debido a su posición geográfica estratégica y sus puertos en el Atlántico y el Pacífico.
Cochez enfatizó la importancia de reposicionar a Panamá en la escena internacional y restaurar su imagen.
A lo largo de su historia, Panamá ha aprovechado su ubicación geográfica y el Canal de Panamá para convertirse en un centro de negocios global.
Sin embargo, la economía del país ha experimentado altibajos en los últimos años, con un crecimiento del PIB marcado por la pandemia y otros factores.
Con una población de más de cuatro millones de habitantes, las elecciones serán cruciales para el futuro, los panameños elegirán al sucesor del presidente Laurentino Cortizo en un ambiente político marcado por la rivalidad entre los principales partidos.
La exclusión del expresidente Ricardo Martinelli de la contienda debido a una condena por corrupción ha generado controversia sobre la interpretación constitucional.