El Ministerio de Defensa de Rusia anunció el viernes que se ha cumplido el objetivo de la reciente acción militar lanzada en respuesta al bombardeo con misiles ATACMS del régimen ucraniano contra un aeródromo ruso, ocurrido el miércoles.
Según la información proporcionada, las fuerzas rusas lograron destruir instalaciones clave en Ucrania, centrando su ataque en la infraestructura de combustible y energía que apoya al complejo militar-industrial del país vecino.
El ataque de las fuerzas rusas se realizó con armas de precisión de largo alcance, además de contar con el uso de drones.
En su comunicado, el Ministerio de Defensa de Rusia señaló que el objetivo de la operación se había alcanzado con éxito, asegurando que todas las instalaciones previstas fueron golpeadas durante el ataque.
Este tipo de operaciones de largo alcance refleja la escalada de la guerra entre los dos países y la utilización de armamento de alto poder destructivo.
Según las autoridades locales ucranianas, seis instalaciones energéticas en la provincia de Lvov resultaron dañadas debido a los ataques rusos.
Las infraestructuras afectadas son clave para el funcionamiento de las redes eléctricas y de combustible en Ucrania, lo que podría generar repercusiones en el suministro de energía en la región.
Este tipo de objetivos estratégicos es parte de una campaña más amplia por parte de Rusia para desestabilizar la infraestructura ucraniana.
Por su parte, las Fuerzas Armadas de Ucrania también tomaron la ofensiva este miércoles, atacando un aeródromo en la ciudad rusa de Taganrog, ubicada en el suroeste del país.
El ataque se llevó a cabo utilizando seis misiles ATACMS de fabricación estadounidense.
Sin embargo, dos de estos misiles fueron derribados por las defensas rusas, mientras que el resto fue desviado mediante el uso de guerra electrónica.
A pesar de estas contramedidas, los restos de los misiles causaron varias bajas entre los militares rusos, según el Ministerio de Defensa de Rusia.
Este ataque marca un nuevo episodio en el conflicto, que se intensifica con el uso de armas de largo alcance.
El presidente ruso, Vladímir Putin, había advertido previamente que permitir que Ucrania atacara el territorio ruso con armas occidentales fuera considerada como una declaración de guerra de la OTAN contra Rusia.
Esta afirmación refleja la creciente tensión y la posibilidad de que los países occidentales se involucren más directamente en el conflicto a medida que se proporcionen más armas a Ucrania.
La situación continúa siendo tensa, con ambos bandos manteniendo una estrategia de ataques estratégicos y represalias.
Las consecuencias de estos enfrentamientos están afectando tanto a las infraestructuras militares como a la población civil de ambos países, mientras el conflicto parece alejarse de una resolución rápida y pacífica.