Daca, Bangladesh.-Refugiados rohinya que viven en campos en Bangladesh condenaron el golpe militar en su país y dijeron que les hacía temer aún más el regreso a Myanmar.
Más de 700 musulmanes rohinyas huyeron a la vecina Bangladesh debido a una operación de contrainsurgencia del ejército de Myanmar en 2017, que incluyó violaciones masivas, asesinatos y aldeas quemadas.
Bangladesh los ha alojado en abarrotados campos de refugiados y está deseosa de enviarlos de vuelta a Myanmar, un país de mayoría budista. Varios intentos de repatriación dentro de un acuerdo bilateral fracasaron porque los rohinya se negaron a marcharse, temiendo sufrir más violencia en un país que les niega derechos básicos como la ciudadanía.
Los refugiados consultados el martes dijeron que tienen más miedo ahora que el Ejército tiene pleno control del país.
“Los militares nos mataron, violaron a nuestras madres y hermanas, prendieron fuego a nuestros pueblos. ¿Cómo es posible que estemos a salvo bajo su control?”, dijo Khin Maung, responsable de la Asociación Juvenil Rohinya en los campos del distrito de Cox’s Bazar.
“Cualquier repatriación pacífica sufrirá un impacto enorme”, dijo. “Tomará mucho tiempo porque la situación política en Myanmar es peor ahora”.
Autoridades de los dos países se reunieron el mes pasado para abordar formas de iniciar las repatriaciones. El Ministerio de Exteriores de Bangladesh pareció más optimista sobre el éxito del programa, y los funcionarios dijeron que esperaban comenzar en algún momento de junio.
Pero los refugiados dijeron oponerse por completo al golpe militar.
“Condenamos el golpe con firmeza. Amamos la democracia y los derechos humanos, así que estamos preocupados por perderlos en nuestro país”, dijo Maung.
“Formamos parte de Myanmar, de modo que sentimos lo mismo que la gente corriente de Myanmar. Instamos a la comunidad internacional para que alce la voz contra el golpe”, añadió.
Mohammad Jaffar, de 70 años, dijo que había estado esperando a regresar.
“La esperanza que teníamos de volver se ha visto interrumpida por este cambio de régimen en Myanmar”, dijo Jaffar. “La repatriación no será segura en absoluta con este régimen (...) Ahora, si volvemos a las manos de la gente responsable por nuestra tortura, probablemente tengamos que sufrir el doble de dolor que antes”.
El Ministerio de Exteriores de Bangladesh dijo el lunes que confiaba en que el golpe no obstaculizara el regreso de los refugiados.
Naciones Unidas ha descrito la represión militar de los rohinya en Myanmar como una forma de genocidio. En total, más de un millón de refugiados han buscado cobijo en Bangladesh.
El golpe del lunes fue un revés dramático para Myanmar, que estaba emergiendo tras décadas de estricto gobierno militar y de un aislamiento internacional iniciado en 1962.