Reafirma Dina Boluarte soberanía peruana

Boluarte criticó al presidente colombiano Gustavo Petro por acciones que afectan la "hermandad" entre ambos países.

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, visitó ayer la isla amazónica de Santa Rosa, ubicada en el centro de una controversia territorial con Colombia, y advirtió que no cederá "ni un centímetro" de la soberanía peruana sobre el territorio. 

La mandataria destacó que el distrito pertenece plenamente a Perú y enfatizó la importancia de mantener la integridad del país en la región.

La disputa entre Lima y Bogotá se centra en los límites del río Amazonas, que con frecuencia cambia su cauce y genera nuevas islas. 

Perú sostiene que Santa Rosa surgió del descenso de las aguas como una prolongación de la isla Chinería, y que su población, de menos de 3.000 habitantes, es peruana. 

Por su parte, Colombia considera que la isla apareció tras la delimitación histórica y aún no ha sido asignada oficialmente a ninguna nación.

Durante su discurso en la plaza central de Santa Rosa, Boluarte expresó que la soberanía peruana no está en discusión y criticó las acciones de su homólogo colombiano, Gustavo Petro, por enviar "mensajes y realizando acciones inaceptables que afectan la hermandad" entre ambos países. 

Frente a decenas de pobladores que coreaban "¡Perú, Perú, Perú!", la presidenta aseguró: "No cederemos ni un centímetro de nuestro territorio".

Boluarte también resaltó el valor histórico y cultural: "La isla Chinería y su distrito de Santa Rosa son tan peruanos como la papa y Machu Picchu". 

La mandataria llegó a la isla en helicóptero, recibió un penacho tradicional y fue recibida por una guarnición militar, mientras la bandera peruana flameaba en cada vivienda del poblado.

La tensión se intensificó desde julio de 2024, cuando Perú entregó una nota de protesta a Colombia tras declaraciones de un funcionario colombiano sobre la "ocupación irregular" de Santa Rosa. 

El conflicto escaló el mes pasado con la creación oficial del distrito de Santa Rosa de Loreto, que generó la protesta de Petro el 7 de agosto, complicando la relación bilateral y la administración de la región fronteriza.