Estados Unidos quiere suministrar munición de uranio a Ucrania, pero los expertos temen daños permanentes para la salud y el medioambiente.
Washington ya ha aportado 31 tanques del tipo Abrams a Ucrania y ahora, el Pentágono quiere enviar también munición con un mayor poder destructivo. Planea entregar un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por 175 millones de dólares, que también comprende munición de calibre de 120 milímetros con uranio empobrecido.
La munición de uranio (en inglés, depleted uranium, DU), consta en su mayor parte de uranio empobrecido, que queda de los desechos radioactivos del enriquecimiento de uranio. En ese procedimiento se divide al uranio natural en dos componentes. El uranio enriquecido presenta un contenido más alto de U-235 y es usado en centrales nucleares y en la producción de armas atómicas. También se forma una gran cantidad de uranio empobrecido, que contiene una parte mucho más pequeña de ese isótopo radioactivo, pero con una densidad extremadamente alta. En la fabricación de munición se lo mezcla con metales como el titanio o el molibdeno, y, para protegerlo de la corrosión, se lo cubre con una fina capa de otros metales.
La débil radioactividad del uranio contenido en los proyectiles no tiene ningún uso militar adicional, pero los proyectiles tienen un poder de penetración particularmente alto. Su modo de funcionamiento es especialmente pérfido: las balas son tan duras que pueden atravesar la capa exterior de un tanque, y la munición está diseñada de tal manera que queda una punta cuando se deforma por un impacto.
El resto del proyectil se derrite y libera polvo de uranio caliente, que se enciende espontáneamente al entrar en contacto con el oxígeno en el interior del vehículo, quemando viva a la tripulación del tanque enemigo. Si el vehículo todavía lleva munición o combustible, también puede producirse una explosión en el interior del vehículo.
Ya en la Segunda Guerra Mundial, el régimen alemán nazi intentó usar munición de uranio. Pero el material era escaso y caro, por lo cual no se usó en la guerra. Actualmente, 21 países poseen existencias de esa munición, entre ellos, EU., Rusia, Turquía y Arabia Saudita. Pero solo EU. admitió haber hecho uso de ella, en misiones militares en Irak, en la ex Yugoslavia, en Afganistán y en Siria. Solo durante la guerra en Irak, en 2003, fueron disparadas cientos de toneladas de munición de uranio.
A diferencia de las armas biológicas, las armas químicas, las minas antipersona o las bombas de racimo, las municiones de uranio no están prohibidas. No existe ningún acuerdo internacional que prohíba explícitamente el uso de uranio empobrecido. Sin embargo, los expertos advierten sobre las posibles consecuencias a largo plazo de la liberación de uranio en grandes cantidades.
El uranio empobrecido difícilmente puede irradiar directamente a las personas que se encuentran en su entorno: su radioactividad es alrededor de un 40 por ciento más débil que la del uranio natural y, en general, la radiación no puede penetrar la piel ni la vestimenta.
Sin embargo, incluso esa radiación -a distancias cortas y durante un período de tiempo más largo- puede dañar el material genético y provocar cáncer. Aún más peligroso es que las personas puedan inhalar el polvo de uranio a través del tracto respiratorio, o ingerirlo con los alimentos, o que este pase a través de las heridas. Al igual que otros metales pesados, el uranio es tóxico y puede provocar graves daños a los órganos internos.
Las consecuencias a largo plazo para el ser humano y la naturaleza están siendo muy discutidas por expertos. Se habla de un aumento de deformaciones en recién nacidos, cáncer y otras consecuencias, por ejemplo, en Irak, según un informe de la Organización Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW). Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), las municiones de uranio no suponen un riesgo radiológico particular para la población civil. Un informe encargado por la Comisión Europea en 2010 tampoco ve "ninguna evidencia de riesgos ambientales y para la salud" por el uranio empobrecido.