En un mensaje a la nación, el presidente soviético, Vladimir Putin, llamó a dejar las armas y sostuvo que la rebelión de Wagner es una "puñalada por la espalda" al ejército de Rusia.
"Hago un llamamiento a los rusos, a los organismos militares y de seguridad y a quienes han sido empujados a la vía de la insurgencia armada mediante engaños y amenazas".
De igual modo, el gobierno ruso declaró un régimen antiterrorista que daría poderes adicionales a las autoridades de seguridad.
"No permitiremos que se repita la guerra civil, protegeremos a nuestro pueblo y a nuestro Estado".
Putin calificó lo que está sucediendo de aventura criminal, rebelión, puñalada por la espalda y apostasía.
"Nos enfrentamos a una traición. La ambición desorbitada ha llevado a la traición contra Rusia".
Una fuente de seguridad rusa dijo que los combatientes mercenarios del Grupo Wagner tomaron el control de todas las instalaciones militares en la ciudad de Voronezh, a unos 500 kilómetros al sur de Moscú.