Un centenario de familiares de los 160 niños rescatados de la secta judía ultraortodoxa Lev Tahor se concentraron el domingo frente al Centro de Atención Especial para Niños Alida España, en la Ciudad de Guatemala, para exigir a las autoridades que les devuelvan a los menores.
Los niños fueron rescatados el pasado viernes durante un allanamiento en una finca de la secta, ubicada en el municipio de Oratorio, a unos 60 kilómetros al suroeste de la capital. "Queremos que los dejen salir de aquí", afirmó Uriel Goldman, representante de los familiares, mientras observaba a los oficiales de policía que vigilaban la zona.
El rescate de los menores se produjo en el marco de una investigación por presuntos abusos sexuales, trata de personas, maltrato infantil y violaciones dentro de la secta Lev Tahor.
Durante el allanamiento, las autoridades hallaron la presunta osamenta de un menor, lo que intensificó las sospechas sobre los abusos dentro de la comunidad.
La Fiscalía de Guatemala detalló que el grupo estaba siendo investigado por los delitos de embarazo forzado, maltrato a menores de edad y violación.
A pesar de la gravedad de las acusaciones, Goldman calificó los señalamientos como "mentiras" y denunció lo que detectó una campaña de difamación.
La secta Lev Tahor, que se instaló en Oratorio en 2016 tras ser expulsada de un pueblo maya en 2014 debido a conflictos con los habitantes locales, ha reaccionado a las investigaciones acusando a las autoridades de persecución religiosa. "Hay presión de afuera para destruir la comunidad, pedimos apoyo del mundo", sostuvo Goldman, al insistir en que las denuncias en su contra son infundadas.
La secta, fundada en los años 1980, sigue una interpretación ultraortodoxa del judaísmo y sus miembros visten túnicas oscuras, lo que los distingue de otras comunidades judías.
El grupo Lev Tahor fue formado originalmente en Canadá, y tras varios desplazamientos, se desarrolló en Guatemala en 2013.
Se estima que la secta está compuesta por unas 50 familias, principalmente originarias de Guatemala, Estados Unidos y Canadá.
Los miembros de la secta han mantenido que sus prácticas religiosas son malinterpretadas y han sido objeto de una campaña de hostigamiento internacional.
Las autoridades guatemaltecas, por su parte, insisten en que el rescate de los niños es parte de un esfuerzo por protegerlos de abusos y violaciones de derechos humanos.