París, Francia.- La inversión global en los principales sectores energéticos se reducirá en 20 por ciento, o en casi 400 mil millones de dólares, durante 2020 por un desplome en la demanda causado por la pandemia de COVID-19, informó hoy la Agencia Internacional de Energía (AIE).
“Covid-19 ha puesto en marcha la mayor caída en la inversión mundial en energía de la historia, y se espera que el gasto se desplome en todos los principales sectores este año, desde los combustibles fósiles hasta las energías renovables”, afirmó en comunicado.
De acuerdo con el director ejecutivo de la agencia internacional, con sede en esta capital, Fatih Birol, esta caída causará la pérdida de empleos y oportunidades económicas, así como una disminución del “suministro de energía que podríamos necesitar” una vez que la economía se recupere.
La AIE pronostica que los ingresos de la energía caerán en más de un billón en el año, debido a precios más bajos y un aumento en los impagos de facturas. “El petróleo representa la mayor parte de esta disminución, ya que, por primera vez, el gasto mundial del consumidor en petróleo caerá por debajo de la cantidad gastada en electricidad”.
La inversión global en petróleo y gas, “que ya estaba bajo presión”, disminuirá en más del 30 por ciento pues la confianza de los los inversores y el acceso al capital se ha agotado. “Si la inversión se mantiene en los niveles de 2020, esto reduciría el nivel de suministro previamente esperado en 2025 en casi nueve millones de barriles por día, creando un claro riesgo de mercados más ajustados”, previó la AIE.
En cuanto al gasto en el sector eléctrico, se espera una disminución del 10 por ciento, con señales “preocupantes para el desarrollo de sistemas de energía más seguros y sostenibles”. La agencia espera que las ganancias obtenidas en fuentes renovables, también estarán “muy por debajo de los niveles que serían necesarios para acelerar las transiciones de energía”.
La crisis también golpea la industria del carbón, con una inversión en el suministro que caerá un cuarto este año. Sin embargo, esto “no representa una amenaza existencial” pues las decisiones de seguir adelante con nuevas plantas del mineral han disminuido en más del 80 por ciento desde 2015 y las reservas mundiales continúan creciendo.
Birol concluyó diciendo que la pandemia ha traído bajas emisiones “por razones equivocadas” y que si realmente se busca una reducción duradera de contaminantes, es necesario un rápido aumento en energía limpia.