"Norcorea atraviesa una crisis humanitaria grave, pero olvidada"

La diplomática realiza una gira para dar un panorama lo que ocurre en Corea del Norte porque el tema de los derechos humanos allí es severo

Norcorea vive una crisis humanitaria grave, con falta de comida, de acceso a la información y con miles de fugitivos detenidos en China. Sin embargo, se trata de un problema olvidado por la comunidad internacional ante la gran cantidad de conflictos mundiales, dice a EL UNIVERSAL la ministra Shin-wha Lee, embajadora de Corea del Sur para la Cooperación Internacional sobre Derechos Humanos en Corea del Norte.

Como parte de una pequeña gira, Wha Lee, quien coordina los esfuerzos internacionales para mejorar las condiciones de los derechos humanos en Corea del Norte y sensibilizar a la opinión pública mundial sobre las situaciones inhumanas a las que se enfrentan los norcoreanos, viajó a Buenos Aires para participar en el Seminario "Sufrimiento silencioso: arrojando luz sobre los derechos humanos en Corea del Norte y explorando el camino a seguir". Después, estuvo en México.

¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE SU GIRA EN AMÉRICA LATINA?

Inicialmente, fui a Buenos Aires a una conferencia internacional sobre el tema de derechos humanos en Corea del Norte, pero también tuve actividades adicionales, incluyendo una reunión con estudiantes universitarios y una reunión con coreanos-argentinos que viven en Argentina, son segunda o tercera generación y están interesados en los asuntos de derechos humanos de Norcorea. Decidimos también venir a México. No tenemos una conferencia internacional, pero nos reunimos con estudiantes y profesores de la UNAM interesados en los derechos humanos de Corea del Norte.

Nuestra meta también es dar un panorama de lo que ocurre en Corea del Norte para Latinoamérica, porque el tema de los derechos humanos allí es severo, es una crisis olvidada, un sufrimiento silenciado debido a las muchas, severas crisis humanitarias que hay en el mundo: Myanmar, Afganistán, Uzbekistán, por mencionar algunas.

También me reuní con el subsecretario mexicano para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos (Joel Hernández), que expresó su interés en mantener la comunicación con Corea, y yo expresé el fuerte apoyo del gobierno surcoreano al gobierno mexicano tras la violación, por parte de Ecuador, de la Convención de Viena [al irrumpir en la embajada mexicana en Quito].

¿CUÁLES SON SUS OBJETIVOS PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SOBRE DERECHOS HUMANOS EN COREA DEL NORTE?

Mi objetivo es mostrar a la gente que esta crisis es muy importante. También me reúno con refugiados, con gente que ha huido de Norcorea, escucho sus testimonios y, dado que soy profesora, en mis discursos siempre hablo de cómo el tema de derechos humanos y el militar son dos caras de la misma moneda. Y por qué es importante enfocar la atención internacional en este asunto.

Los abusos cometidos por Norcorea en materia de derechos humanos contra su propio pueblo son terribles: falta de comida, falta de acceso a la información, control del flujo de la información, porque temen que vayamos a desestabilizar a su sociedad, falta de libertad de expresión y de movimiento. Recientemente aprobaron una ley viciada que prohíbe estrictamente el flujo de información desde el exterior. Si te atrapan, te castigan. Si te atrapan varias veces, eres sujeto de enjuiciamiento público, lo cual es terrible. Hay campos de prisioneros políticos, donde reciben castigos.

Un segundo aspecto es el trabajo norcoreano en el extranjero. Se estima que hay cientos de miles de norcoreanos trabajando en el extranjero; trabajan de 14 a 18 horas diarias, pero entre 80% y 90% de sus ingresos va directo al régimen de Kim. Explotan su fuerza laboral de modo que constituye esclavitud moderna.

Y está el tema de los fugitivos, que suelen cruzar la frontera norcoreana con China y de ahí se van a Laos, Tailandia, Vietnam, y luego vienen a Corea del Sur. En los últimos 25 años 800 mil norcoreanos que han huido de su país han llegado a Corea, y bajo la Constitución de Corea, son ciudadanos surcoreanos. Son los afortunados, pero cientos de miles son detenidos en China, Rusia. Durante la pandemia de Covid-19, más de 200 mil nocoreanos que huyeron fueron atrapados y detenidos. Tras la apertura de fronteras, muchos fueron repatriados. Nosotros nos esforzamos mucho para lograr que China ponga fin a las repatriaciones, porque una vez que esos norcoreanos son repatriados, son tratados como traidores o espías, y son sometidos a castigos severos, a violaciones sexuales, enviados a campos de prisioneros.

Incluso antes del Covid-19, la situación en Norcorea era una caja cerrada. Nadie sabe lo que ocurre. Siempre es un juego de adivinanzas y dependemos del testimonio de refugiados, de desertores. La situación empeoró con el Covid-19, porque antes había embajadas de otros países en Norcorea, y agencias de la ONU para la ayuda humanitaria, pero con la pandemia tuvieron que irse, y no han podido regresar.

Muchos refugiados o fugitivos norcoreanos son mujeres, y muchas de ellas, ya sea por tráfico de personas o por matrimonios forzados, tienen hijos, cuyos padres son chinos, así que los niños son chinos. Si son repatriadas, al sufrimiento físico se suma el sicológico de haber sido separadas de sus hijos. Eso va contra la ley humanitaria internacional, que prohíbe la separación de familias. Por eso, intentamos persuadir a China para que, al menos en el caso de esas mujeres norcoreanas con hijos chinos, no sean repatriadas a Norcorea.

El último punto son los abusos de derechos humanos cometidos contra surcoreanos, japoneses y de otras nacionalidades detenidos por el régimen norcoreano. Durante la guerra de 1950 a 1953 entre las Coreas, muchos surcoreanos, que entonces eran adolescentes, fueron detenidos en el Norte. Ahora tienen 90 años, o 100, así que no les queda mucho tiempo. El gobierno de Surcorea lucha porque regresen a casa.

¿QUÉ ROL PUEDE JUGAR MÉXICO EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN NORCOREA?

Apreciamos mucho a México. En casi todas las ocasiones nos han apoyado, como en la condena de los lanzamientos nucleares norcoreanos, para los cuales se utilizan recursos que deberían ser usados para su propio pueblo y que son desviados para juegos militares. Está obviamente la amenaza militar norcoreana, pero es la otra cara de la moneda de la situación de los derechos humanos. México siempre ha sido un gran respaldo para nosotros. México no siempre tiene que estar de acuerdo con Surcorea en todo, pero dado que creen en los valores universales, en el respeto a los derechos humanos, en las libertades individuales, que es lo que falta en Norcorea, podrían unirse en la lucha por esos derechos y eso tendría un gran impacto.