El presidente de Chad, Idriss Deby Itno, murió de las heridas sufridas durante una visita a soldados que combaten a un grupo rebelde, anunció el martes el ejército, y los insurgentes prometieron que capturarán la capital, lo que podría resultar en una violenta batalla por el control de la nación centroafricana.
El ejército nombró de inmediato al hijo del presidente como gobernante interino del país, en el más reciente de una serie de anuncios sorpresivos emitidos horas después de que Deby, de 68 años, fuera declarado ganador de una elección que le habría permitido estar seis años en el poder.
Chad no es una monarquía. No puede haber una transferencia dinástica del poder en nuestro país”, dijeron el martes los rebeldes en un comunicado en el que anunciaron que intensificarían la lucha en la capital.
“Las fuerzas del Frente por el Cambio y la Concordia se dirigen a Yamena en este momento. Con confianza, pero sobre todo, con valor y determinación”.
Las circunstancias de la muerte de Deby continuaban siendo turbias, y algunos observadores cuestionaron los acontecimientos que derivaron en los anuncios del martes y plantearon si la entrega del poder al hijo de Deby por parte del ejército en lugar de ceñirse a las disposiciones constitucionales equivalía a un golpe de Estado.
Otros expresaron temores de que estalle la violencia en los próximos días. Hay mucha incertidumbre en torno a cómo se desarrollarán los acontecimientos en Chad: Si el ejército mantendrá su lealtad al hijo de Deby y si continuará las acciones para repeler el avance de los rebeldes”, dijo Cameron Hudson, del Centro África, en el Consejo Atlántico.
Los chadianos hartos de 30 años de gobierno de Deby también podrían alinearse a los llamados a favor de un cambio, agregó. “Cualquier escenario supone un alto riesgo de víctimas civiles y la posibilidad de que los civiles o soldados que huyan pudieran exportar la inestabilidad de Chad a Estados vecinos”.