El caso de Kristen Trickle, inicialmente clasificado como suicidio en la mañana de Halloween de 2019 en Kansas, Estados Unidos, dio un giro sorprendente al revelarse que en realidad se trató de un homicidio.
Todo comenzó con la llamada al 911 de Colby Trickle, un reservista del ejército, quien informó que su esposa se había quitado la vida con un disparo en la cabeza. Sin embargo, las investigaciones posteriores arrojaron dudas sobre esta versión inicial.
El sargento Brandon Hauptman, que respondió a la llamada de emergencia, inmediatamente desconfió de la historia de Trickle. A pesar de que el forense inicialmente dictaminó suicidio, los investigadores continuaron revisando el caso debido a las inconsistencias evidentes.
Descubrimientos alarmantes surgieron durante la investigación:
Trickle había cobrado dos pólizas de seguro de vida de su esposa, sumando más de 120 mil dólares. Además, apenas dos días después de recibir el pago, gastó una parte considerable del dinero en una muñeca sexual de tamaño real.
El detective Joshua Burkholder expresó su preocupación por el comportamiento de Trickle, destacando su rápida disposición para gastar el dinero del seguro de vida en objetos frívolos poco después de la muerte de su esposa.
El caso llegó a su cenit con la acusación formal de Colby Trickle por asesinato en primer grado y obstrucción de la justicia. Durante el juicio, se presentaron pruebas contundentes, entre las que se incluyó la mención de la compra de la muñeca sexual, que incriminaron al acusado.
A pesar de la defensa argumentada por la madre de Trickle, quien mencionó las supuestas pesadillas de su hijo tras la muerte de Kristen, el jurado determinó su culpabilidad.
Tras el veredicto, Colby Trickle fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad bajo fianza durante los próximos 50 años.