Hay más conciencia social, más leyes, más estadísticas y una respuesta estatal más presente, pero aún así la violencia feminicida se mantiene en la región.
Por eso también hay más gritos que piden que se detenga, voces de distinta procedencia, edad y raza que dicen "¡Basta!" y que exigen respuestas a sus gobiernos.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) recordó en su último reporte que el problema es una realidad en 26 países y territorios: una mujer es asesinada por razones de género cada dos horas.
En 2022, las víctimas latinoamericanas de feminicidios sumaron 4,050, según las cifras entregadas por los Estados, publicadas esta semana con ocasión de la conmemoración el sábado del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Pero los colectivos aseguran que esta lacra es mayor de lo que evidencian los datos oficiales.
"Por el derecho a vivir de todas las mujeres", gritaba el sábado un grupo de mujeres brasileñas en la playa de Copacabana de Río de Janeiro.
"¡Basta!", exigían con los nombres de algunas de las víctimas a sus pies acompañadas de zapatos sin dueña.