Un juez federal de Texas confirmó el viernes una pieza clave de la política de inmigración del presidente Joe Biden que permite que un número limitado de inmigrantes de cuatro países ingresen a Estados Unidos por motivos humanitarios, al desestimar una impugnación de los estados liderados por los republicanos que decían que el programa creaba un impacto económico sobre ellos.
El juez de distrito Drew B. Tipton en Victoria, Texas, falló a favor del programa que permite la entrada a Estados Unidos de hasta 30 mil solicitantes de asilo cada mes, procedentes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela combinados.
Texas y otros 20 estados que demandaron argumentaron que el programa los obliga a gastar millones en atención médica, educación y seguridad pública para los inmigrantes. Un abogado que trabaja con la oficina del fiscal general de Texas dijo que el programa "creó un sistema de inmigración en la sombra".
Los defensores del gobierno federal respondieron que los inmigrantes admitidos a través de esta política ayudaron a paliar la escasez de mano de obra agrícola en Estados Unidos.
Parecía probable una apelación.
Abogados del gobierno federal y grupos de derechos de los inmigrantes dijeron que en muchos casos, los cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos también están huyendo de regímenes opresivos, la escalada de violencia y el empeoramiento de las condiciones políticas que han puesto en peligro sus vidas.
PROBLEMÁTICA Y ELECCIONES
La cuestión migratoria ha emergido como uno de los temas más controvertidos y debatidos en las elecciones entre Donald Trump y Joe Biden.
Desde la frontera sur hasta los pasillos del Capitolio, el destino de los migrantes y las políticas relacionadas con la inmigración han polarizado a la nación.
Trump, conocido por su postura firme contra la inmigración ilegal, ha defendido políticas como la construcción del muro fronterizo y la restricción de visas.
Su enfoque ha sido criticado por algunos como inhumano y por otros como necesario para proteger la seguridad nacional y los empleos estadounidenses.
Por otro lado, Biden ha prometido una visión más compasiva y reformista.
Por lo que ha buscado revertir muchas de las políticas de Trump, como la separación de familias en la frontera y el veto a la entrada de personas de ciertos países de mayoría musulmana.
En su lugar, ha propuesto reformas migratorias que incluyen un camino hacia la ciudadanía para millones de inmigrantes indocumentados.
Sin embargo, la crisis en la frontera sur ha desafiado la capacidad de la administración Biden para implementar sus políticas migratorias.
El aumento en el número de migrantes, particularmente de países como Venezuela y Haití, ha ejercido presión sobre los recursos y ha generado un debate acalorado sobre cómo abordar la situación de manera efectiva y humanitaria.