Contemplan campesinos recurrir a una ceremonia ancestral y hacer la danza de la lluvia por la severa sequía que azota a América Latina y el Caribe
"Los campos se achicharran"; sequía azota Latinoamérica
Contemplan campesinos recurrir a una ceremonia ancestral y hacer la danza de la lluvia por la severa sequía que azota a América Latina y el Caribe
SAN JOSÉ, Costa Rica/EL UNIVERSAL.- Ningún campesino uruguayo descarta llegar al extremo de acatar la sugerencia del presidente de Uruguay, Luis Lacalle, de recurrir a una ceremonia ancestral y hacer la "danza de la lluvia" por la severa sequía que azota a América Latina y el Caribe por el cambio climático. "Las praderas que sembré para obtener pastos se achicharraron por los calores y sin lluvia", narró el productor ganadero Ariel Segredo, del departamento (estado) de Cerro Largo, en el nororiente de Uruguay y limítrofe con Brasil. "La situación es gravísima y sabemos que se pondrá peor. Estamos en el tercer año consecutivo con lluvias por debajo de lo normal", dijo Segredo, como uno de millones de víctimas del sector agropecuario latinoamericano y caribeño por la prolongación, en unos países con más o y en otros con menos intensidad, de la sequía por la crisis climática. Por la sequía, el gobierno uruguayo declaró emergencia agropecuaria a inicios de 2022. El fenómeno afectó la producción de cereales en Argentina, Brasil y Uruguay. En rueda de prensa el 4 de enero que "estamos haciendo casi que el baile de la lluvia". "Las lluvias en 2021 estuvieron por debajo de lo normal y tenemos [en 2022] un déficit acumulado. El pasto no llega a reponerse ni a tener el crecimiento necesario. No hay muchas opciones para enfrentarse a esto", relató Segredo vía WhatsApp desde Cerro Largo. "Nos preparamos con cultivos como sorgo forrajero y otros. Pero no llovió ni una vez para que esos cultivos tuvieran rebrote. Sin lluvias rebrotaron, pero sin el volumen necesario. No pude plantar para hacer los fardos [de pastos] porque nunca hubo humedad", agregó, al precisar que sus 650 hectáreas "las trabajo" con cinco empleados. El Atlas de Sequías de América Latina y el Caribe, elaborado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) en asocio con centros de estudio estatales y no estatales americanos y europeos, recordó desde 2018 que la zona "ha sido históricamente vulnerable a los impactos de la sequía" y que ese fenómeno "ha tenido el efecto de reducir hasta un 1% el Producto Interno Bruto" de la región. Con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el reporte precisó que, del total de pérdidas agrícolas del área entre 2005 y 2015, equivalentes a 22 mil millones de dólares, casi 60% de ese monto —13 mil millones de dólares— fue por la sequía. "El sector agrícola, anclado por esencia en las zonas rurales, es particularmente vulnerable a los desastres y amenazas naturales. Las sequías, en este sentido, pueden causar déficits hídricos prolongados que pueden dañar los rendimientos si estos ocurren durante ciertos momentos del ciclo de vida de las plantas", puntualizó. Con números inquietantes, Uruguay mostró el golpe de la sequía como un saldo del cambio climático, provocado por la intensificación del efecto invernadero ante las emisiones industriales por la quema de combustibles fósiles, entre otros factores. La bióloga Guadalupe Tiscornia, coordinadora de una unidad de "agro climas" y sistemas de información del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria de Uruguay (ente mixto público y privado), señaló que en ese país hay "un déficit de precipitaciones desde octubre de 2021" y que, en el último trimestre de ese año, "llovió menos de lo previsto". "El promedio nacional normal de lluvias en Uruguay es de 100 milímetros por mes. En ese último trimestre hubo zonas en las que las lluvias fueron de hasta 200 milímetros menos de lo que se podía esperar", informó Tiscornia a este diario. En diciembre hubo zonas en las que nunca llovió", describió.