Hoy, los fiscales formalmente presentan el caso a los 12 miembros del jurado en el juicio contra Donald Trump por falsificación de registros comerciales para encubrir un escándalo sexual, marcando así el primer proceso penal contra un ex Presidente de los Estados Unidos.
Esta pugna podría potencialmente etiquetar a Trump como delincuente mientras se prepara para otra candidatura a la Casa Blanca. Se espera resuene en todo el país y pondrá a prueba la integridad del sistema de justicia.
Aunque el fiscal de distrito, Alvin Bragg, acumuló una gran cantidad de pruebas, una condena está lejos de ser garantizada. Durante las próximas seis semanas, los abogados del magnate aprovecharán aparentes puntos débiles: la credibilidad de un testigo clave, la implicación de un Presidente y la complejidad legal del caso.
Los fiscales buscarán superar estas vulnerabilidades, cautivando al jurado con una narrativa que entrelaza política y sexo, mientras se enfrentan a un acusado astuto con décadas de experiencia eludiendo consecuencias legales.
Además, buscarán fortalecer la credibilidad de un testigo central, Michael D. Cohen, un ex abogado de Trump que previamente se declaró culpable de delitos federales relacionados con el pago a la estrella porno Stormy Daniels para asegurar su silencio sobre un presunto encuentro sexual con el ex Presidente republicano.
Hoy, ambas partes presentarán sus argumentos de apertura y ofrecerán interpretaciones divergentes de la evidencia, seis años después de que el soborno a la actriz de entretenimiento para adultos saliera a la luz pública.