Es el 22 de abril de 2027 y han pasado 72 horas desde que China lanzó su primer ataque contra Taiwán y Estados Unidos llevó a cabo una respuesta militar. El número de bajas de ambas partes ya es abrumador.
Fue un simulacro de combate, pero con un objetivo importante y con protagonistas de alto perfil: Integrantes de la comisión selecta sobre China de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
El conflicto se reprodujo sobre un tablero con mapas y marcadores, similar a un juego de mesa, bajo un enorme candelabro dorado en la sala de la Comisión de Recursos y Arbitrios de la cámara baja estadounidense.
El ejercicio exploró las opciones diplomáticas, económicas y militares de Estados Unidos en caso de que Washington y Beijing se acercaran al borde de una guerra en torno a Taiwán, la isla autónoma que China reclama como parte de su territorio.
El simulacro se llevó a cabo la semana pasada y The Associated Press tuvo acceso. Fue parte de la revisión a fondo de la comisión sobre las políticas federales hacia China mientras los legisladores se enfocan en las tensiones con el gobierno del presidente Xi Jinping.
En el simulacro de combate, los cohetes y misiles de Beijing caen sobre Taiwán y sobre las fuerzas estadounidenses estacionadas en lugares tan lejanos como Japón y Guam.
Las bajas iniciales incluyen a cientos, posiblemente miles, de soldados de Estados Unidos. El número de muertos de Taiwán y China es todavía mayor. Desalentadoramente para Washington, los alarmados aliados en la guerra dejan a los estadounidenses combatiendo prácticamente sin ayuda en respaldo de Taiwán.
Y olvídense de un llamado de Estados Unidos a Xi o a uno de sus principales generales para que calmar la situación. Eso no va a ocurrir, al menos no bajo el escenario planteado por el simulacro.
El simulacro no fue para planear una guerra, según los legisladores. Fue para averiguar la forma de fortalecer la disuasión estadounidense, para evitar que una guerra que involucre a Estados Unidos, China y Taiwán siquiera empiece.
En un escenario ideal, los miembros del Congreso saldrían de una sala de guerra con dos convicciones, dijo el presidente de la comisión Mike Gallagher, republicano por Wisconsin, en declaraciones a sus colegas. "Una de ellas es un sentido de urgencia".
La segunda: "Una sensación de que existen cosas importantes que podemos hacer en este Congreso mediante acciones legislativas para mejorar la perspectiva de paz y estabilidad en el Estrecho de Taiwán", recalcó.
Raja Krishnamoorthi, el demócrata de mayor rango en la comisión, dijo a sus colegas que en realidad "no podemos tener una situación en que enfrentemos lo que vamos a enfrentar esta noche".
La "única forma de hacerlo es disuadir la agresión y evitar que se genere un conflicto", sostuvo Krishnamoorthi, demócrata por Illinois.
Estados Unidos no reconoce formalmente al gobierno de Taiwán, pero es el principal proveedor de armamento y ayuda de seguridad para Taipei.