El sábado 20 de enero, Colombia lamentó la pérdida de Piedad Córdoba, senadora y figura clave en las gestiones de paz del país. A los 68 años, Córdoba falleció en Medellín a causa de un infarto, dejando un legado de lucha por la democracia y la pacificación en una nación afectada por décadas de conflicto armado.
La política colombiana, miembro del oficialista Pacto Histórico de orientación izquierdista, desempeñó un papel crucial en la década del 2000 como mediadora, junto al expresidente venezolano Hugo Chávez, para lograr la liberación de varios secuestrados por las ya extintas FARC. Su valentía y determinación en estos momentos difíciles le valieron reconocimiento tanto nacional como internacional.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, confirmó la trágica noticia y rindió homenaje a Córdoba, describiéndola como "una mujer golpeada por una época y una sociedad". La partida de la senadora representa la pérdida de una verdadera liberal que dedicó su vida madura a la construcción de una sociedad más democrática.
Sin embargo, la carrera política de Córdoba no estuvo exenta de controversias. Sus posiciones de izquierda y su cercanía con las FARC generaron polémicas, y en 2010 fue destituida e inhabilitada por 18 años por supuestamente "promocionar y colaborar con el grupo al margen de la ley". A pesar de estos desafíos, Córdoba regresó a la escena política más tarde, respondiendo al llamado del presidente Petro.
Líderes progresistas de la región expresaron sus condolencias y recordaron el activismo incansable de Córdoba por la paz. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, la describió como una "guerrera incansable" y una "gran revolucionaria", mientras que el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, destacó sus muchos años de trabajo por la paz en Colombia.