El Universal.-
En la forma, parecería superficial la noticia de que los presidentes de Argentina, Javier Milei, y de El Salvador, Nayib Bukele, estrellas indiscutibles en América Latina y el Caribe de un estrafalario movimiento de extrema derecha que apuntaló al exmandatario estadounidense Donald Trump como símbolo, se reunirán hoy y mañana en San Salvador.
En el fondo estarán la expansión y promoción de dos modelos radicales en seguridad y economía que serían claves para el continente americano. Con Bukele, la superultramegaplusextramano dura para combatir al crimen organizado sin importar el irrespeto a los derechos humanos y los abusos de las fuerzas de seguridad, con arrestos arbitrarios y presuntas ejecuciones extrajudiciales.
Con Milei, la política implacable de choque económico para equilibrar las finanzas públicas sin importar los recortes al gasto social, educativo y en salud o el aumento del desempleo y su secuela de creciente pobreza y desesperanza.
"Con Trump, Bukele, Milei y algunos otros, de izquierda o de derecha, estamos ante un fenómeno de liderazgos mesiánicos, neopopulistas y autoritarios", afirmó el politólogo Carlos Murillo, director del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo de la (estatal) Universidad de Costa Rica.
"Miley y Bukele generan [líneas de] confrontación en áreas específicas que son sus puntos claves, para convertirse en salvadores de la sociedad. Tienden a escoger áreas particulares en las que son muy sólidos con sus discursos", dijo Murillo a EL UNIVERSAL. "Las alianzas de ambos están más construidas en sus proyectos personalistas, como seguridad y economía en los dos, para mostrarse sólidos en ámbitos que son confrontativos, pero que dominan. Estamos ante un giro importante", subrayó.
Enfrentado a las pandillas, en marzo de 2022 dictó un estado de emergencia o excepción (vigente) para restablecer la seguridad ciudadana, reducir los homicidios, ejecutar arrestos masivos indiscriminados y arbitrarios, efectuar juicios masivos con sentencias en bloque y quedó teñido de autoritarismo. Bukele minimizó los cuestionamientos.
"Indudablemente [en cinco años] se ha tenido un retroceso en la democracia y en respeto a derechos humanos. Y en los próximos cinco profundizará [su plan] de obtener todo el poder", denunció el abogado Miguel Montenegro, director ejecutivo de la (no estatal) Comisión de Derechos Humanos de El Salvador. "Bukele se apoderó de las instituciones del Estado, intimidó y amenazó a las organizaciones de derechos humanos y a los medios de comunicación con el derecho a la libertad de comunicación y expresión", relató Montenegro a este diario. "Hay que sumarle la gravedad de capturas masivas en el régimen de excepción. El dato oficial es de 80 mil 200 detenidos y más de 300 personas que han fallecido. Muchas fueron torturadas".
La abogada Ingrid Escobar, directora de Socorro Jurídico Humanitario, instancia no estatal de defensa de los derechos humanos de El Salvador, planteó a este medio que "lamentablemente el legado de estos cinco años de Bukele ha sido la pérdida de derechos humanos constitucionales fundamentales". "El modelo de Bukele se vende como exitoso por bajar los homicidios. El régimen de excepción es otra pérdida de garantías por ser eterno y llevamos casi 27 meses. De más de 26 mil inocentes detenidos, 8 mil ya fueron liberados y siempre procesados. El resto está preso. Hay 80 mil capturados y el objetivo es llegar a 120 mil", dijo. EL UNIVERSAL no pudo confirmar, de manera independiente, que esa sea la meta.