Managua, Nicaragua.-La tormenta tropical Eta azotaba el miércoles el norte de Nicaragua después de su paso por la costa caribeña del país durante gran parte del día anterior, donde provocó inundaciones que dejaron aisladas a comunidades remotas y desencadenó deslizamientos de tierra que dejaron al menos tres muertos.
Eta se debilitó de huracán de categoría 4 a tormenta pero se movía tan lentamente y arrojaba tanta lluvia que gran parte de Centroamérica estaba en alerta máxima. Eta tenía vientos sostenidos de 80 kilómetros por hora y se movía hacia el oeste a 11 kph.
La tormenta se localizaba el miércoles por la mañana a 215 kilómetros al noreste de Managua. Según el pronóstico a largo plazo Eta dará un giro en Centroamérica y se volverá a formar en el Caribe, posiblemente llegando a Cuba el domingo y a Florida el lunes.
Eta llegó a tierra el martes por la tarde al sur de Bilwi, ciudad de unos 60.000 habitantes en el norcaribe de Nicaragua, donde este miércoles brigadas de la Defensa Civil despejaban las calles bloqueadas por árboles arrancados de raíz desde la noche del lunes, azotados por los vientos del huracán.
La fuerza de Eta también desprendió postes de tendido eléctrico y techos de viviendas, y dejó barrios enteros inundados. “Los equipos de escombreo están empezando a trabajar y todavía no podemos dar un balance de lo que pasó. Hemos visto viviendas muy humildes destruidas por completo”, dijo Ivania Díaz, funcionaria de la alcaldía de Bilwi.
Uno de los sitios más afectados es la comunidad miskita Wawa Bar, al sur de Puerto Cabezas. Sus habitantes fueron evacuados por el Ejército antes del impacto de Eta, pero el pueblo quedó devastado.
“Aquí no quedó nada en pie, Wawa Bar ahora es una comunidad miskita donde reina la destrucción”, dijo un vecino entrevistado por la televisión local que difundió imágenes de los destrozos.
El martes en la localidad de Bonanza, a unos 160 kilómetros de donde Eta tocó tierra, dos mineros murieron por el deslizamiento en una ladera, según informaron autoridades locales.
También se reportaron inundaciones en Sarawás, municipio de Mulukukú (al noreste), mientras el río Prinzapolka subió su nivel en 3,7 metros y amenaza a poblaciones que viven en sus riberas.
“Estamos vigilando el Prinzapolka porque puede haber riesgo de desborde”, dijo este mediodía a la televisión la vicepresidenta y primera dama Rosario Murillo.
Murillo agregó que unas 51.800 familias se encuentran todavía sin electricidad en las zonas afectadas, es decir un 4% de los clientes del servicio a nivel nacional.
La esposa del presidente Daniel Ortega anunció que el gobierno elaborará un “informe de país” para pedir ayuda financiera internacional. Igualmente se dijo emocionada al relatar que durante el huracán nacieron 10 bebés en Bilwi y que una de las niñas se llamará “Eta” Wilson.
La tormenta también ha afectado a la vecina Honduras con lluvias al menos desde el domingo y el país informó el martes su primera muerte relacionada con la tormenta. Una niña de 12 años falleció en un deslizamiento de tierra en San Pedro Sula, la principal población del norte de Honduras, dijo Marvin Aparicio, de la agencia de manejo de emergencias de ese país.
En Honduras al menos 559 personas tuvieron que trasladarse a refugios o casas de familiares para escapar de las inundaciones y unas 25 fueron rescatadas, agregó. Su dependencia informó que al menos seis ríos causaron importantes inundaciones.
De acuerdo con los meteorólogos el centro y norte de Nicaragua y gran parte de Honduras podrían recibir 380 a 635 milímetros (15 a 25 pulgadas ) de lluvia y hasta 890 milímetros (35 pulgadas) en áreas aisladas. También es probable que se produzcan fuertes lluvias en el este de Guatemala, el sur de Belice y Jamaica.
Las cantidad de lluvia esperada fue comparada con la del huracán Mitch de 1998, uno de los más mortíferos de la historia y que, según los registros del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, provocó la muerte de más de 9.000 personas.
Cairo Jarquín, gerente de respuesta a emergencias del Catholic Relief Services en Nicaragua, dijo que la preocupación después del paso de la tormenta será llevar agua y alimentos a esas comunidades remotas.
La mayoría de los habitantes de la región son indígenas miskitos que viven de la agricultura de subsistencia o la pesca, dijo Jarquín. Sus casas son simples estructuras de madera y dependen de pozos para beber agua, los cuales podrían quedar contaminados por las inundaciones.
A medida que la tormenta continuaba hacia el oeste hacia las montañas de Nicaragua y la frontera con Honduras aumentaba la preocupación de que pudiera tener un impacto devastador en la cosecha de café del país, una rubro de agroexportación clave para Centroamérica
En tanto en el Pacífico, la tormenta tropical Odalys continúa avanzando a través del océano pero no representa una amenaza.