Estados Unidos desplegó este jueves el submarino de ataque rápido de propulsión nuclear USS Helena a la Bahía de Guantánamo, Cuba, apenas un día después de la llegada de una flota naval rusa a La Habana, tras realizar maniobras militares en el Atlántico. Este movimiento ha sido interpretado por muchos como una demostración de fuerza.
El Comando Sur estadounidense aseguró que el traslado del USS Helena no responde a la presencia de las naves rusas en la isla. La portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, comentó que las visitas de buques rusos al puerto no son inusuales y que Estados Unidos se toma en serio estos ejercicios, pero no los considera una amenaza directa. La flota rusa incluye la fragata Admiral Gorshkov, un submarino nuclear, el buque petrolero Pashin y el remolcador de salvamento Nikolai Chiker, que están realizando una "visita rutinaria al puerto".
Singh también mencionó que es probable que se vea una mayor actividad naval rusa cerca de Estados Unidos durante el verano, incluyendo posibles escalas en Venezuela, un antiguo aliado del Kremlin. Estas operaciones se desarrollan en un contexto de crecientes tensiones entre Estados Unidos y Rusia, exacerbadas por la guerra en Ucrania.
Hace menos de dos semanas, el presidente Joe Biden autorizó a Ucrania a utilizar armamento estadounidense en ofensivas sobre territorio ruso cercano a la frontera de Kharkiv, en respuesta a los intensos bombardeos rusos en esa región. Biden argumentó que Ucrania debe poder "contraatacar a las fuerzas rusas que los están atacando o preparándose para atacarlos".
Esta decisión generó descontento en Moscú. El presidente Vladimir Putin advirtió que Rusia podría responder armando a estados o entidades que se oponen a las acciones de Occidente. "Si suministran armas a la zona de combate y piden su uso contra nuestro territorio, ¿por qué no tenemos derecho a hacer lo mismo?", afirmó Putin.
En medio de estas tensiones, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, minimizó la llegada de los buques rusos al Atlántico, calificándolo como una práctica normal para una potencia marítima como Rusia y sugirió que no hay razón para preocuparse. Por su parte, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia criticó a Occidente por interpretar estas maniobras como una amenaza, acusándolo de hipocresía y de ignorar las acciones de sus propios ejércitos y armadas.