Francia se blinda a las puertas de la celebración del aniversario 234 de su histórica revolución conocida como Toma de la Bastilla. El motivo está en el contexto que vive la nación europea. Las violentas protestas protagonizadas por la muerte de un joven, que previamente había desobedecido las indicaciones de las autoridades, a manos de la policía y el ambiente ya tenso que mantenía la reforma de pensiones impuesta por el Gobierno, hacen temer la realización de nuevas muestras de descontento.
Es por ello que se prepara un dispositivo de prevención "excepcional a fin de combatir todo foco de desorden público en el marco de las celebraciones por la toma de la Bastilla. La noticia la dio a conocer el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
La movilización de fuerzas de seguridad estará conformada en un total de 130 mil elementos, encargados de la tranquilidad en zonas de la periferia urbana y rurales y policías, los cuales son responsables de las zonas urbanas. De estos unos 45 mil estarán en servicio en las noches del jueves y el viernes.
34 mil bomberos también formarán parte del operativo. Según Darmanin, esto supone estar un paso delante de la "extrema violencia" que afectó al país durante una semana. Se suman además las unidades especiales antiterroristas y se utilizarán drones y helicópteros para el éxito del plan de mantenimiento del orden.
Entre las prohibiciones de cara a la fiesta nacional se enfatizó en el porte y uso de fuegos artificiales por parte de particulares. Unos 150.000 ejemplares se han confiscado desde el 30 de junio y como medida cautelar se han cerrado varias tiendas dedicadas a la comercialización de estos productos.
A pesar de la tensa calma que se respira, los disturbios en fechas similares no son un tema nuevo en la agenda. El ministro del Interior enfatizó que el pasado año los desórdenes públicos dejaron unos 600 autos incendiados y un grupo de al menos 800 detenidos.