La tensión entre Rusia y los países bálticos se intensifica tras la emisión de una orden de búsqueda y captura contra la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas.
Según información del Ministerio del Interior ruso, la policía lanzó esta orden acusando a Kallas de "insultar la historia" soviética, en relación con el desmantelamiento de monumentos de la Segunda Guerra Mundial.
Junto a Kallas, también fueron señalados el secretario de Estado estonio y el ministro de Cultura de Lituania.
Estonia y Lituania, en particular, han expresado su aversión hacia el legado de la Unión Soviética, al considerar que fueron parte del bloque rojo debido a invasiones y ocupaciones.
Kallas está siendo procesada en Moscú en un caso penal, aunque no se han proporcionado detalles claros sobre las acusaciones en su contra. La agencia de noticias estatales rusa Tass informó que los funcionarios bálticos son acusados de "destrucción y daños a monumentos a soldados soviéticos" de la Segunda Guerra Mundial.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó las acciones de Kallas y otros funcionarios como hostiles contra la memoria histórica y contra Rusia.
En respuesta, Kallas reafirmó su postura a favor de Ucrania y contra la propaganda rusa, declarando que se niega a ser silenciada.
Las tensiones entre Rusia y las exnaciones soviéticas han aumentado desde la invasión rusa a Ucrania.
Los países bálticos, muchos de los cuales son miembros de la Unión Europea y la OTAN, han cortado lazos con Rusia y han adoptado medidas como la interrupción de la asistencia jurídica y la negación de permisos de residencia.
Según información del Financial Times, Rusia está preparándose para aumentar su presencia militar en la frontera con los países bálticos y Finlandia en previsión de un posible conflicto con la OTAN en la próxima década.
Estonia advierte que Rusia podría desplegar sistemas de artillería y vehículos blindados en la región.