El Papa Francisco dirigió la misa del Viernes Santo en la basílica de San Pedro, rito que fue seguido por 4 mil 500 fieles.
Francisco accedió al templo en silla de ruedas para presidir el evento religioso, haciéndolo con dolor tras las guerras, inmigración y violencia.
El Pontífice oró en silencio ante el Altar de la Confesión, sobre la tumba de San Pedro, acto seguido tres diáconos entonaron los pasajes de la Pasión de Cristo desde el arresto de Jesús de Nazaret hasta su muerte al ser crucificado.
Pidió que la iglesia esté menos dominada por los hombres, además de alabar a las mujeres que ayudaron a Jesús mientras cargaba con su cruz.
NO ESTARÁ PRESENTE EN VÍA CRUCIS
El Papa Francisco decidió no presidir el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo debido a sus problemas de salud.
"Para conservar la salud ante la Vigilia de mañana y la Santa Misa del Domingo de Resurrección, esta tarde el papa Francisco seguirá el Vía Crucis del Coliseo desde la Casa Santa Marta", informó el Vaticano.
Cabe mencionar que el Pontífice ha sufrido problemas respiratorios en los últimos meses.