El líder islamista Abu Mohammed al-Jolani, representante de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), sostuvo una reunión con el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, en un intento por discutir el retorno de la diáspora siria y la creación de condiciones seguras para los refugiados.
Durante el encuentro, se enfatizó la importancia de proporcionar apoyo económico y político para garantizar el regreso de los desplazados a sus lugares de origen.
La reunión ha generado controversia, dado que HTS es considerado un grupo radical islamista que previamente luchó contra el gobierno de Bashar al-Assad.
Sin embargo, actores internacionales como el Reino Unido han admitido contactos diplomáticos con el grupo.
El ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, señaló que dichos contactos son necesarios para abordar la situación en Siria, aunque reiteró que HTS sigue siendo una organización prohibida.
Por su parte, la jefa de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, declaró que es prematuro considerar el levantamiento de sanciones.
Argumentó que el nuevo gobierno debe demostrar compromisos claros con la protección de los derechos de las minorías y de las mujeres, rechazando cualquier forma de extremismo religioso.
Kallas destacó que las acciones del gobierno serán evaluadas en las próximas semanas y meses. Entretanto, en Alepo, los cristianos y otras minorías religiosas han expresado preocupación por el futuro de sus derechos bajo el nuevo gobierno.
El contexto también ha despertado reacciones en redes sociales y medios de comunicación, donde se debate sobre la legitimidad de las negociaciones entre la ONU y grupos considerados radicales.
Críticos advierten que estos contactos podrían legitimar a HTS, mientras que defensores argumentan que son esenciales para garantizar la estabilidad en Siria.