Un escándalo político estalló aquí ante las declaraciones del embajador designado por Estados Unidos en Argentina, Peter Lamelas, quien dijo ante el Congreso de su país que trabajará para ayudar a que el presidente, Javier Milei, gane las próximas elecciones legislativas, y asegurarse de que la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner "reciba la justicia que merece", es decir enviarla a la cárcel.
Lamelas aseveró que "el problema del país" es que "hay 23 provincias y cada una de estas tiene su gobierno por separado, que puede negociar con fuerzas externas, con los chinos o con otros para venir y hacer proyectos en esa provincia en particular. Y eso, además, da lugar a la corrupción de parte de los chinos", al destacar la necesidad de terminar con el peronismo y la izquierda entre otras acciones que se propone.
Sostuvo que Fernández de Kirchner fue hallada culpable "de un fraude", a lo que añadió otro tema, como el caso del cruento atentado contra la Asociación Mutual Israelí Argentina (Amia, ocurrido el 18 de julio de 1994), y sugirió que la ex presidenta es responsable de la muerte del fiscal a cargo de la causa, Alberto Nisman, quien se suicidó en enero de 2015, y subrayó la necesidad de hacer un juicio en ausencia contra los funcionarios iraníes acusados sin ninguna prueba de este atentado, que se saldó 85 muertos y cientos heridos.
Sostuvo que una de sus funciones será contrarrestar la presencia del Partido Comunista Chino (PCCh), procurando que las inversiones y los intercambios económicos beneficien en primer lugar a empresas estadounidenses, "y se limiten las alianzas con aquellos actores que no comparten los principios occidentales".
Se refirió a países como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán y otros de América Latina considerándolos nocivos para Argentina. Destacó la importancia de Argentina para la "estabilidad regional, económica y política" e identificó a Estados Unidos e Israel "como sus dos principales referencias en el plano geopolítico".